
Sam Yankelevitch, Ingeniero industrial, asesor Lean, es coautor del libro El reto Lean en comunicación y autor de Walking the Invisible Gemba, Lean Communication,Global Lean, Lean Potion # 9 – Communication the Next Lean Frontier y An Interview With Failure
Era una mañana cualquiera en la obra del nuevo complejo residencial cuando Miguel, jefe de obra, preguntó al industrial de electricidad si podría tener la instalación de planta baja lista para el viernes. “Sí, sí, no hay problema”, respondió el industrial. Y hasta con una sonrisa. Tres días después, apenas se había ejecutado el 40% del trabajo.
Esta escena, tan habitual como preocupante, ilustra uno de los grandes desafíos del sector: los malentendidos derivados de la comunicación intercultural. Un problema silencioso que puede ralentizar, encarecer o incluso comprometer la calidad y la seguridad de los proyectos.
La Torre de Babel en obra
La construcción es hoy un mosaico de culturas. En una misma obra coinciden equipos procedentes de Marruecos, Rumanía, Ecuador, Bulgaria o Senegal, entre muchos otros. Esta diversidad aporta un valioso saber hacer, pero también genera fricciones si no se gestiona adecuadamente la comunicación.
Esta diversidad, siendo una fortaleza, puede convertirse en una trampa cuando no se gestiona adecuadamente la comunicación.
El problema no radica únicamente en las barreras del idioma, aunque éstas sean evidentes. La verdadera complejidad surge de las diferencias culturales en la interpretación de compromisos, tiempos y estándares de calidad. Lo que para un industrial español significa «terminado» puede diferir sustancialmente de lo que entiende un proveedor de otro país. Estas diferencias no son cuestión de competencia profesional, sino de marcos culturales distintos que influyen en cómo se perciben las obligaciones contractuales.
Cuando el «Sí» no es realmente Sí
En muchas culturas, decir «no» directamente a un superior o cliente se considera descortés o irrespetuoso. Por ello, muchos industriales y proveedores responden afirmativamente incluso cuando tienen dudas sobre la viabilidad de lo solicitado. Este «sí» cultural no refleja necesariamente comprensión ni acuerdo genuino, sino una forma de mantener la armonía en la relación
José, jefe de obra con tres décadas de experiencia, lo resume así: “Me decían que sí a todo, pero después descubrí que no habían entendido los planos. Tuvimos que rehacer semanas de trabajo”.
Este tipo de malentendido puede alterar el cronograma, afectar a otros oficios y generar sobrecostes o incumplimientos contractuales. Incluso comprometer la seguridad.
Las consecuencias del (Si)lencio
No es fácil cuantificar el impacto económico de una instrucción mal entendida. Pero cualquiera que haya gestionado una obra sabe que una comunicación deficiente puede generar errores de ejecución, desperdicio de materiales y sobre todo, pérdida de tiempo. Y eso, en construcción, es oro.
El riesgo se incrementa en contextos de presión, plazos ajustados o múltiples subcontratas. ¿La solución? Mejorar los canales de comunicación y adaptar el lenguaje a un entorno intercultural.
Escala de confianza: una herramienta clave
Cada vez más jefes de obra y project managers están implementando una técnica sencilla pero eficaz: la escala de confianza. En lugar de preguntar “¿Lo habéis entendido?”, plantean:
“En una escala del 1 al 10, donde 10 significa plena seguridad y 1 mucha inseguridad, ¿cómo valoráis vuestra comprensión y capacidad para cumplir la tarea?”
Esta pregunta permite detectar dudas sin obligar a decir “no”. Un “7” sugiere que algo necesita matizarse. Un “4” indica claramente que es necesario reforzar la explicación.
Además de útil, es una fórmula respetuosa con los diferentes códigos culturales, y evita compromisos irrealizables que luego pasan factura.
Construyendo puentes de entendimiento
La herramienta solo funciona si se crea un entorno donde preguntar no esté penalizado. El jefe de obra debe dejar claro que prefiere resolver dudas al inicio que asumir errores al final.
La comunicación en obra no puede darse por sentada, y es responsabilidad compartida —entre contratistas principales, subcontratistas y proveedores— garantizar que los mensajes se entienden de manera clara y completa.
Un paso hacia obras más eficientes
La multiculturalidad en el sector es un hecho irreversible y, bien gestionada, una gran ventaja competitiva. El desafío está en convertir esa riqueza en coordinación real.
Incorporar herramientas como la escala de confianza puede marcar la diferencia entre un proyecto fluido o uno plagado de interferencias. Porque, a veces, el verdadero riesgo no es decir “sí”, sino no saber lo que ese “sí” realmente significa.