La presidenta de COHABITAC, Carme Trilla, afirma que “la falta de vivienda es hoy una causa significativa de problemas de salud mental”, en una jornada que reunió a expertos del ámbito sanitario, económico y social
El pasado 6 de octubre, Día Mundial de la Vivienda, COHABITAC –la Coordinadora de Fundaciones de Vivienda Social– celebró en el Hub Social de Barcelona su jornada anual, que ya se ha consolidado como una cita clave en su calendario de actividades. En esta edición propuso centrar la reflexión en el rol de la vivienda como infraestructura clave de salud y bienestar.
Es ya una evidencia que la falta de vivienda digna, segura y estable tiene un impacto directo en la salud física y mental de las personas, y genera costes sociales y económicos que recaen sobre otros pilares del estado del bienestar, como el sistema de salud o los servicios sociales. Sin embargo, la vivienda sigue sin ser considerada plenamente como una política de bienestar, lo que provoca que las respuestas públicas sean a menudo fragmentadas, reactivas o insuficientes.
Para contextualizar esta realidad, se recordaron datos de un estudio promovido en 2013 por la Agencia de Salud Pública de Barcelona, dentro del programa europeo SOPHIE, dirigido por la doctora Carme Borrell.
La incidencia de problemas de salud mental en la población general de Barcelona era del 11,5% en hombres y del 15,2% en mujeres. En hogares mal alojados, estas cifras se elevaban al 62,2% y al 66,9%, respectivamente, y entre los hogares en riesgo de perder su vivienda alcanzaban el 75% y el 72,6%.
La bienvenida al acto estuvo a cargo de Carme Trilla, presidenta de COHABITAC, el Sr. Xavier Trabado, presidente de la Taula del Tercer Sector Social, y Josep Lluís La Farga, vicepresidente del Cercle de Salut.
Trilla destacó la consolidación del evento, y reflexionó sobre la situación actual del estado del bienestar, reivindicando la vivienda como una de sus patas esenciales, junto con la salud, la educación y los servicios sociales. Señaló que muchas de las medidas que se adoptan para paliar las consecuencias de desequilibrios estructurales podrían evitarse con una mejor provisión de vivienda digna y asequible.
Trabado incidió en el rol del tercer sector en la provisión, gestión y acompañamiento social en materia de vivienda, y en la necesidad de una respuesta estructural similar a la del sistema de salud. Por su parte, La Farga subrayó que los vínculos entre vivienda y salud son imprescindibles y afectan a todos los sistemas del bienestar.
La conferencia inaugural corrió a cargo del Dr. Andreu Segura Benedicto, médico y experto en salud pública, quien explicó el vínculo histórico entre salud pública y urbanismo, y defendió la necesidad de una institución específica que permita actuar estructuralmente sobre los problemas de salud derivados de la falta de vivienda adecuada.
En la mesa redonda participaron:
- Carme Borrell, exgerente de la Agencia de Salud Pública de Barcelona
- Guillem López Casasnovas, catedrático de Economía en la UPF
- Ignasi Martí Lanuza, director del Instituto de Innovación Social y del Observatorio de Vivienda Digna de ESADE
- Maite Tudela Marí, presidenta de la Coordinadora de Comunidades Terapéuticas y Centros de Día para Drogodependientes de Cataluña
Moderó el abogado Lluís Lafarga Traver
Se proyectó un vídeo con testimonios de personas usuarias de las fundaciones de COHABITAC, sobre cómo la falta de vivienda digna afecta su salud.
En los debates, se abordaron las desigualdades estructurales del sistema de vivienda, las consecuencias físicas y emocionales de la infravivienda, el impacto de género en las situaciones de sinhogarismo, y la necesidad de enfoques interdisciplinarios.
Conclusiones y recomendaciones
- La vivienda como política de bienestar: Debe considerarse un pilar central junto con la salud, la educación y los servicios sociales.
- Prevención y estructuración: La inversión en vivienda digna reduce los costes sociales y sanitarios.
- Reconocimiento del tercer sector: Es imprescindible la colaboración con entidades especializadas para garantizar el acompañamiento social y la integración.
- Equidad e interseccionalidad: Es necesario analizar los impactos sobre mujeres, jóvenes, personas migrantes, con discapacidad o en situación de vulnerabilidad.
- Integración de equipos interdisciplinares: Superar la fragmentación entre los servicios sociales, sanitarios y educativos.
- Formación y sensibilización: Incorporar el conocimiento sobre salud pública y vivienda en la planificación de políticas locales y autonómicas.
Se cerró la jornada con la reivindicación unánime de reconocer la vivienda como un derecho básico de salud pública.




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