En el distrito tailandés de Hang Dong, a las afueras de Chiang Mai, se alza una obra singular que combina pedagogía, bioconstrucción y sensibilidad artística. Se trata del tercer pabellón de la escuela de cocina Zabb e Lee, diseñado por Chiangmai Life Architects (CLA), un estudio con sede en Chiang Mai liderado por Markus Roselieb y Tosapon Sittiwong, y construido íntegramente con bambú local tratado. La estructura, finalizada en 2024, es un ejemplo rotundo de cómo la arquitectura puede ser a la vez funcional, sostenible y profundamente emocional.
La parcela destinada al nuevo pabellón se encontraba en el extremo más estrecho del terreno, delimitada por un gran árbol y un pequeño estanque. El reto era triple: resolver un espacio en fondo de saco, ofrecer capacidad para diez estaciones de cocina, diez de preparación y una gran mesa de comedor, y lograr una imagen atractiva y coherente con el paisaje de arrozales que la rodea.
Lejos de forzar una geometría convencional, los arquitectos optaron por una forma en U, inspirada en la silueta de una cabeza de toro con cuernos puntiagudos. Esta solución permitió integrar el edificio con fluidez en el entorno natural, generando dos accesos curvos a modo de “cuernos” que desembocan en tres espacios diferenciados: uno para preparar, otro para cocinar y un tercero para comer.
Las dos cúpulas principales se construyeron con arcos de bambú entrecruzados, una técnica que no solo confiere resistencia estructural, sino que amplifica la percepción espacial del interior. La atmósfera resultante, cálida y orgánica, se ve reforzada por el color natural del material y una iluminación indirecta que transforma el espacio al caer la noche.
Más que forma: filosofía de vida
Para Chiangmai Life Architects, este pabellón —bautizado como The Bull— resume su filosofía de diseño: funcionalidad, sostenibilidad y conexión con las personas. Tal como explican desde el estudio, cada edificio debe responder a su uso, minimizar el impacto ambiental y generar una conexión emocional con quien lo habita o lo contempla.
Con una superficie construida de 160 m², el pabellón está fabricado con bambú procedente de fuentes sostenibles y tejas también de bambú. Gracias a las propiedades del material —rápido crecimiento, resistencia y capacidad de absorber CO₂— el proyecto presenta una huella de carbono negativa, contribuyendo activamente a la mitigación del cambio climático.
A nivel constructivo, la obra fue ejecutada por Chiangmai Life Construction (CLC), el equipo de construcción vinculado al propio estudio, que emplea técnicas adaptadas al clima tropical y al contexto local.
La belleza de lo sencillo, la fuerza de lo natural
La arquitectura de Chiangmai Life Architects va más allá de la eficiencia energética o el uso de materiales naturales. Es una arquitectura pensada para emocionar, para conectar, para establecer vínculos entre el espacio construido y las personas que lo habitan. Así lo demuestra este pabellón, que acoge diariamente a alumnos de todo el mundo decididos a aprender el arte de la cocina tailandesa, pero que también reciben, sin saberlo, otra lección: cómo la arquitectura puede ser humilde, arraigada y bella al mismo tiempo.
Este proyecto, convertido en icono visual en redes sociales por su encanto y fotogenia, demuestra que la sostenibilidad no es una moda, sino una forma de construir sentido. En The Bull, la tradición constructiva del sudeste asiático se funde con la creatividad contemporánea para ofrecer un espacio donde todo —la forma, la materia y la luz— invita a quedarse.
Fuente v2com newswire. Fotografías © Alberto Cosi




© Markus Roselieb

