El proyecto Paseo fluvial de Loures, concluido en 2023 por el estudio lisboeta Topiaris Landscape Architecture, nace de un objetivo metropolitano de largo alcance: articular un corredor continuo a lo largo de la ribera del Tajo que enlace Lisboa con Vila Franca de Xira. La intervención completa así un vacío estratégico en la red de caminos intermunicipales, pero sobre todo devuelve a los habitantes de Loures un acceso directo a su frente fluvial, históricamente fragmentado por carreteras y vías de ferrocarril.
Más que un simple itinerario, el nuevo paseo se concibe como una infraestructura de movilidad sostenible, diseñada tanto para desplazamientos cotidianos como para usos recreativos y turísticos. En este sentido, contribuye a la reducción de emisiones de CO₂, al tiempo que mejora la calidad de vida de los barrios vecinos, ofreciendo una alternativa segura, accesible y saludable.
La ruta, concebida para cumplir los estándares de accesibilidad universal, se convierte en un espacio inclusivo y democrático, abierto a toda la ciudadanía.
Un paisaje oculto junto a la ciudad
El análisis previo del territorio reveló una paradoja sorprendente: a tan solo unos minutos de áreas densamente urbanizadas, subsistía un mosaico de ecosistemas de gran valor ecológico. Llanuras intermareales, marismas salinas y carrizales autóctonos conviven en esta ribera, proporcionando hábitat a aves migratorias y a una flora y fauna singulares.
Estos espacios forman parte de redes de protección reconocidas a nivel nacional e internacional —Lugares de Importancia Comunitaria, Zonas de Especial Protección y Reservas Ecológicas Nacionales— y constituyen un patrimonio ambiental de primer orden. El proyecto tenía por tanto un doble desafío: proteger los ecosistemas y al mismo tiempo abrirlos a la experiencia pública, favoreciendo la educación ambiental y la implicación social en su conservación.
Una experiencia pausada
A diferencia de otros corredores fluviales concebidos como simples vías rápidas, el diseño de Loures apuesta por la desaceleración y la contemplación. El paseo invita a detenerse, a escuchar los sonidos del estuario y a observar con calma las aves que habitan las marismas.
Cinco áreas de descanso y observación, levemente suspendidas sobre la pasarela principal, ofrecen refugio y panorámicas privilegiadas. Equipadas con bancos y mesas de observación, cuentan con cubiertas de madera que generan sombra y reducen la temperatura en los meses estivales. Entre ellas, doce túneles de sombreado aportan pausas intermedias para peatones y ciclistas, reforzando la idea de un recorrido no lineal, sino variado y rítmico.
Dos antiguos muelles de hormigón, testigos del pasado industrial de la zona, han sido restaurados e integrados como plataformas de pesca y espacios de contacto directo con el río. La intervención se completa con el Círculo del Tajo, un anillo que sintetiza las diferentes experiencias paisajísticas del recorrido.
Ingeniería ligera y resiliente
El sendero se extiende a lo largo de 6,2 kilómetros como una pasarela de madera sobre pilotes. Con sus 3,50 metros de anchura, permite el uso compartido de peatones y ciclistas. Su altura variable —entre 1 y 5,5 metros sobre el terreno— garantiza la libre circulación de las aguas y la protección frente a inundaciones.
Inspirado en las sinuosas líneas de drenaje natural, el trazado evita la rigidez y se articula en un patrón ondulante, lo que no solo enriquece la experiencia espacial, sino que reduce los impactos ambientales, evitando sombreados permanentes o interferencias en la dinámica mareal.
Este planteamiento técnico se combina con un riguroso protocolo ambiental durante la ejecución: delimitación estricta del corredor de obra, reintroducción de vegetación autóctona y medidas preventivas para minimizar las alteraciones en los hábitats.
Paisaje como aula abierta
La función educativa del paseo se refuerza mediante una señalética estratégica que explica el papel de las marismas en la mitigación del cambio climático, la conservación de la biodiversidad y la protección frente a la subida del nivel del mar. De este modo, el Paseo fluvial de Loures trasciende su condición de camino para convertirse en una aula abierta, un espacio de interpretación donde la ciudadanía puede comprender la interdependencia entre ciudad, río y ecosistema.
Topiaris: gestión ecológica y resiliencia en el proyecto del paisaje
El proyecto refleja la filosofía de Topiaris Landscape Architecture, un estudio con más de tres décadas de trayectoria que ha intervenido en paisajes de diversas escalas, desde parques urbanos hasta restauración de sitios históricos. Su práctica se caracteriza por integrar las comunidades locales en el proceso de diseño y por concebir cada proyecto como un organismo en evolución, donde el tiempo se entiende como la cuarta dimensión del paisaje. En Loures, esta visión se materializa en una intervención que no solo conecta municipios, sino que crea memoria colectiva, fomenta el vínculo con el territorio y transmite a las generaciones futuras un paisaje más resiliente.
Fuente v2com newswire Fotografias @ Artur Carvalho & João Guimarães













