La construcción es responsable del 40 % de las emisiones globales, del 36 % del consumo energético y del 50 % de los residuos generados en Europa. El Cuaderno nº 6 de Finanzas Sostenibles y Economía Circular, elaborado por la Fundación ICO y Afi, analiza cómo integrar criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en la financiación de proyectos del sector. El estudio reclama indicadores homogéneos, mejores datos, nuevas herramientas financieras y mayor implicación pública para facilitar la transición hacia un modelo constructivo sostenible.
En un momento decisivo para el futuro de la edificación y las infraestructuras, la Fundación ICO ha publicado el Cuaderno nº 6 de Finanzas Sostenibles y Economía Circular, un informe que analiza con rigor las transformaciones necesarias para alinear el sector de la construcción con los objetivos climáticos y de sostenibilidad de la Unión Europea. El documento, elaborado en colaboración con Analistas Financieros Internacionales (Afi), no solo identifica los principales impactos y deficiencias del modelo actual, sino que traza una hoja de ruta financiera y técnica para convertir la construcción en un eje de la economía circular.
El diagnóstico de partida es claro: la construcción sigue siendo una de las actividades más intensivas en consumo de recursos y generación de residuos. Según el informe, a escala europea este sector consume el 36 % de la energía final, es responsable del 40 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y genera más del 50 % de los residuos totales. En España, la situación no es distinta. Se producen más de 40 millones de toneladas anuales de residuos de construcción y demolición, y aunque la tasa de valorización ha mejorado en los últimos años, todavía no alcanza el objetivo comunitario del 70 %. En paralelo, el parque edificado envejece: el 85 % de los edificios tienen más de 20 años y el 75 % son energéticamente ineficientes, con una tasa de renovación que apenas roza el 1 % anual.
Ante este escenario, el informe apunta a un cambio estructural en la manera de construir, rehabilitar y financiar. Y ese cambio pasa necesariamente por articular mecanismos financieros capaces de valorar no solo la rentabilidad económica de los proyectos, sino también su impacto ambiental, social y de gobernanza (ESG). El estudio subraya que muchos promotores y financiadores aún carecen de herramientas adecuadas para evaluar proyectos bajo estos nuevos criterios, lo que ralentiza la transición hacia modelos circulares.
Una de las grandes carencias identificadas es la ausencia de métricas homogéneas para evaluar la circularidad de las actuaciones constructivas. A diferencia de otros sectores industriales, la construcción carece de indicadores normalizados que permitan cuantificar y comparar el uso eficiente de recursos, la reutilización de materiales o la minimización de residuos. Esta falta de estándares dificulta tanto el diseño de políticas públicas como la movilización de financiación privada. Además, el informe denuncia una escasez de datos fiables y sistemáticos, tanto en el ámbito público como en el privado, lo que impide un diagnóstico riguroso de las prácticas actuales y de su evolución.
El texto también pone el foco en la necesidad de que las administraciones públicas jueguen un papel más activo. Se propone reforzar el uso de cláusulas verdes en la contratación pública, incorporar criterios ESG en las bases de licitaciones, y desarrollar herramientas que incentiven la innovación ambiental en los pliegos técnicos. La colaboración público-privada aparece como una condición imprescindible para escalar soluciones circulares y construir un marco normativo y financiero más coherente.
En materia de financiación, el informe ofrece un repaso a las principales herramientas existentes —como los bonos verdes, los préstamos vinculados a objetivos sostenibles, las subvenciones condicionadas o los modelos de blended finance—, y analiza cómo podrían adaptarse mejor a las particularidades del sector. Para que estas herramientas funcionen, advierte, es necesario contar con sistemas de verificación robustos, indicadores de impacto claros y una mayor profesionalización técnica en la evaluación de proyectos.
Por último, el Cuaderno nº 6 lanza un mensaje esperanzador: la transición hacia una construcción sostenible y circular es técnicamente viable y puede convertirse en una palanca estratégica para la economía española. Los beneficios no serían únicamente ambientales, sino también económicos, en términos de empleo, innovación y autonomía productiva. Pero esa transformación requerirá voluntad política, inversión sostenida y una decidida apuesta por la transparencia y la medición del impacto.
El informe concluye que la verdadera barrera no es la falta de tecnología, sino la lentitud con la que se está articulando un ecosistema normativo, financiero y profesional capaz de dar respuesta a los desafíos climáticos y sociales del sector. La ventana de oportunidad está abierta. El reto es aprovecharla antes de que se cierre.