Tal como recoge la Comisión Europea en su análisis sobre el impacto del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia en el ámbito de la energía limpia, el despliegue de inversiones vinculadas al RRF está acelerando de forma significativa la transformación del sistema energético europeo, con efectos directos sobre la edificación, las infraestructuras y la industria de la construcción.
La transición energética europea ha dejado de ser un objetivo a largo plazo para convertirse en un proceso en marcha, con implicaciones directas sobre el sistema eléctrico, las infraestructuras y el modelo energético. En este contexto, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) se ha consolidado como una de las principales palancas para acelerar la descarbonización del mix eléctrico y modernizar las redes en los Estados miembros.
El Mecanismo de Recuperación y Resiliencia permitirá incorporar hasta 61 GW de nueva capacidad renovable, modernizar más de 10.000 kilómetros de redes eléctricas y reforzar la flexibilidad del sistema mediante almacenamiento energético.
El MRR combina inversiones directas y reformas estructurales con un enfoque integrado que resulta especialmente relevante en el ámbito de la electricidad. El despliegue masivo de energías renovables exige no solo aumentar la capacidad de generación, sino también adaptar las infraestructuras existentes y crear nuevas capacidades que permitan integrar una producción cada vez más distribuida y variable.
Entre 2021 y 2024, aproximadamente un tercio de la nueva capacidad renovable instalada en la Unión Europea ha contado con el respaldo del MRR. Las previsiones apuntan a que este instrumento permitirá incorporar hasta 61 GW de nueva capacidad renovable, lo que representa cerca del 32 % de toda la capacidad adicional desplegada en ese periodo. Esta aportación resulta clave para avanzar hacia el objetivo europeo de alcanzar, al menos, un 42,5 % de energías renovables en 2030.
El impacto de estas inversiones va más allá de la potencia instalada. La electricidad generada gracias a la capacidad renovable apoyada por el MRR permitirá abastecer cada año a unos 40 millones de hogares, una cifra equivalente al total de viviendas de Alemania. Además, se estima que esta producción renovable podría sustituir cerca de 15,8 bcm de gas fósil, reduciendo la dependencia energética exterior y mejorando la seguridad del suministro.
La transformación del sistema eléctrico europeo requiere también una profunda modernización de las redes de transporte y distribución. Una parte sustancial de los recursos del MRR se destina a reforzar estas infraestructuras, fundamentales para conectar nuevos puntos de generación renovable con los centros de consumo y para gestionar la variabilidad propia de fuentes como la eólica o la solar. Los planes nacionales incluyen inversiones en más de 21.000 MW de capacidad adicional de red y la construcción o refuerzo de más de 10.000 kilómetros de líneas eléctricas en todo el territorio europeo.
Junto a las redes, el almacenamiento energético se consolida como uno de los pilares del nuevo sistema eléctrico. El MRR apoya proyectos que suman más de 7 GW de capacidad de almacenamiento, principalmente mediante sistemas de baterías, que permiten absorber excedentes de generación renovable y liberarlos en momentos de mayor demanda. Esta capacidad equivale a más de 27 GWh de energía almacenada, suficiente para cubrir durante un día el consumo eléctrico de unos 2,5 millones de hogares, reforzando la flexibilidad y la estabilidad del sistema.
Estas inversiones técnicas se acompañan de un amplio paquete de reformas normativas orientadas a agilizar los procesos de autorización, mejorar el diseño de los mercados eléctricos y facilitar el acceso a las redes. Más de 125 reformas relacionadas con la energía —alrededor del 37 % del total de reformas verdes incluidas en los planes nacionales— buscan eliminar barreras estructurales y garantizar que los efectos del MRR se extiendan más allá de 2026.
En conjunto, el despliegue de energías renovables, la modernización de redes, el impulso al almacenamiento y la implementación de reformas regulatorias configuran un cambio estructural en el sistema eléctrico europeo. Un cambio que no solo permitirá evitar más de 54 millones de toneladas de emisiones de CO₂ al año, sino que redefine el papel de la infraestructura energética como soporte esencial de la transición ecológica y como un ámbito estratégico para el sector de la construcción, la ingeniería y la edificación.
Número previsto de hogares que podrían abastecerse con electricidad renovable

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