El estado del medio ambiente en Europa no es bueno. Así lo advierte el informe 2025 de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), el análisis más completo publicado hasta la fecha sobre el estado del clima, la biodiversidad y la sostenibilidad en el continente.
Pese a los progresos en reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, uso de renovables, reciclaje y eficiencia de recursos, el balance global es preocupante. La naturaleza europea sigue sufriendo degradación, sobreexplotación y pérdida de biodiversidad, mientras el cambio climático avanza a un ritmo alarmante.
Amenazas para la competitividad y la calidad de vida
El documento advierte que la degradación ambiental y los impactos climáticos son una amenaza directa para la economía europea, que depende de los recursos naturales. La neutralidad climática para 2050 solo será posible si se gestiona de forma sostenible la tierra, el agua y los ecosistemas.
La AEMA subraya que la resiliencia de funciones sociales vitales —como la seguridad alimentaria, el agua potable o la defensa frente a inundaciones— depende de reforzar la protección de la naturaleza y de acelerar la adaptación al cambio climático.
Voces desde Bruselas
La vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea para la Transición Limpia, Teresa Ribera, advirtió que retrasar los objetivos climáticos
“aumentaría los costes, las desigualdades y debilitaría la resiliencia”.
En la misma línea, la comisaria de Medio Ambiente, Jessika Roswall, pidió “replantear el vínculo entre economía y naturaleza” y ver la protección ambiental como una inversión.
El comisario de Clima, Wopke Hoekstra, recordó que Europa es el continente que más rápido se calienta y que los incendios recientes evidencian los enormes costes de la inacción.
Retos complejos por delante
Entre los principales desafíos señalados por el informe destacan:
- Biodiversidad en retroceso en todos los ecosistemas, con un horizonte 2030 difícil de alcanzar.
- Estrés hídrico, que afecta ya a un tercio de la población y el territorio europeos.
- Clima extremo, con catástrofes más frecuentes e intensas, que ponen en riesgo infraestructuras, economía y salud pública.
La AEMA insiste en que solo restaurando los ecosistemas europeos podrá garantizarse una economía competitiva y una calidad de vida elevada para la ciudadanía.
Transformar el modelo productivo
El informe llama a un cambio transformador en los sistemas de producción y consumo: descarbonización, circularidad, reducción de la contaminación y gestión responsable de los recursos.
Entre las soluciones propuestas destacan:
- Restauración de hábitats mediante soluciones basadas en la naturaleza.
- Descarbonización del transporte y la agricultura, sectores aún muy dependientes de fósiles.
- Aumento de la circularidad para reducir la dependencia de materias primas críticas.
- Inversión en innovación verde, con tecnologías para descarbonizar sectores como el acero y el cemento.
España, en posición de liderazgo
El informe reconoce que España dispone de recursos renovables abundantes y de capacidades tecnológicas e industriales que la sitúan en una posición privilegiada para liderar la transición verde en la UE.
Las políticas nacionales en energías renovables, economía circular y restauración de ecosistemas apuntan en la buena dirección, aunque el desafío sigue siendo enorme. España está avanzando en adaptación al cambio climático, en gestión de residuos y en reducción de la contaminación, pero aún queda mucho camino para cumplir con los objetivos de neutralidad climática y sostenibilidad plena.
Una llamada a la acción
Desde su primera edición en 1995, el informe quinquenal de la AEMA se ha convertido en una referencia científica y política en Europa. La edición de 2025, elaborada junto a 38 países y la red Eionet, lanza un mensaje inequívoco: Europa no puede permitirse retroceder en ambición ambiental.
La directora de la AEMA, Leena Ylä-Mononen, concluye:
“Tenemos las políticas, los conocimientos y la experiencia. Lo que hagamos hoy marcará nuestro futuro”.
Otros artículos publicados en Construnews