Los proyectos constructivos deben incorporar desde el principio simulaciones cuantitativas de impacto energético y emisiones de CO₂, para cumplir objetivos de sostenibilidad y acceder a financiación verde
En su intervención en Construction2Future 2025, Francisco Diéguez, director general del Institut de Tecnologia de la Construcció de Catalunya (ITeC), presentó un marco técnico y operativo para incorporar el cálculo de impacto energético y huella de carbono en la fase inicial de los proyectos arquitectónicos e ingenieriles. Su ponencia abordó cómo pasar del cumplimiento normativo al diseño con propósito ambiental cuantificado, utilizando herramientas digitales y datos abiertos.
Diéguez explicó que uno de los errores más comunes en la práctica actual es calcular la huella de carbono cuando el proyecto ya está definido, lo que reduce la capacidad de corrección. “La sostenibilidad se decide en el anteproyecto. Si esperamos al final, solo podemos compensar. Si empezamos al principio, podemos transformar”, afirmó. En esta línea, el ITeC ha desarrollado una serie de herramientas interoperables que permiten a técnicos y promotores conocer en tiempo real el impacto energético de las decisiones de diseño, desde la elección de materiales hasta los sistemas constructivos y soluciones de envolvente.
Uno de los aspectos clave es el uso de bases de datos de materiales locales y sistemas constructivos parametrizados, que permiten calcular consumos, emisiones y costos asociados sin necesidad de ensayos de laboratorio. Estas herramientas, explicó Diéguez, están diseñadas para integrarse en flujos de trabajo BIM y permiten actualizar los cálculos de forma dinámica a medida que evoluciona el proyecto.
La ponencia evidenció cómo el cálculo ambiental deja de ser una estimación genérica para convertirse en un instrumento preciso de toma de decisiones. El ITeC trabaja con márgenes de error inferiores al 5% en simulaciones completas de edificios, lo que permite justificar técnica y económicamente elecciones de materiales, estrategias pasivas y sistemas constructivos de baja emisión.
Diéguez presentó también un caso de estudio de un equipamiento público proyectado en Cataluña, donde la aplicación del modelo de cálculo permitió reducir en un 38% la huella de carbono incorporada con ajustes mínimos en la configuración estructural y de fachada. Además, subrayó que estos datos no solo son útiles para la fase de diseño, sino que permiten trazar una hoja de ruta para la operación y el mantenimiento del edificio, generando indicadores útiles para la administración pública, promotores privados y usuarios finales.
En su conclusión, Francisco Diéguez fue claro: “No podemos hablar de arquitectura sostenible sin cuantificarla. Y no podemos cuantificarla sin herramientas abiertas, datos fiables y voluntad de actuar desde el primer plano”. Una ponencia que convirtió al cálculo energético y de carbono en un acto de responsabilidad profesional y en una palanca real de transformación del sector.

