
La arquitecta y arquitecta técnica, Marcela Vega Higuera ha desarrollado una herramienta de diagnóstico para comprobar el cumplimiento normativo de las rampas en edificios y espacios urbanos
¿Cumple esta rampa con la normativa de accesibilidad? Esta es la pregunta que quiere responder la herramienta digital desarrollada por Marcela Vega Higuera, con más de dos décadas de experiencia en accesibilidad universal. Su plataforma, gratuita y basada en normativa española, permite auditar de forma detallada tanto rampas existentes como propuestas en fase de diseño.
Disponible aquí, el sistema se estructura como un cuestionario inteligente que evalúa 36 parámetros normativos relacionados con el diseño de rampas accesibles. Desde la longitud y pendiente hasta la correcta disposición del pasamanos o la señalización táctil, la herramienta guía al usuario paso a paso, generando al final un listado de cumplimiento claro y visual.
«Durante años he auditado cientos de rampas, y no he encontrado ninguna completamente libre de barreras«, explica Vega. Esta constatación fue el punto de partida de su tesis doctoral, todavía en curso, y del desarrollo de una herramienta que responde tanto a una necesidad profesional como a una inquietud social: la accesibilidad como derecho.
Diagnóstico normativo y pedagógico
La herramienta se basa en el Código Técnico de la Edificación (CTE-DB-SUA y DA-SUA/2) para rampas interiores, y en la Orden TMA/851/2021 para las exteriores. Permite incluso discriminar según el entorno (urbano o patrimonial) o el uso del edificio (por ejemplo, sanitario), adaptando las exigencias normativas según cada caso.
Pero además de evaluar, busca enseñar. Cada pregunta va acompañada de explicaciones accesibles y ejemplos gráficos que ayudan a comprender el porqué de cada requerimiento normativo. «No se trata de memorizar cifras y parámetros y parámetros, sino de entender para qué sirven«, subraya la autora.
Una herramienta viva
Uno de los aspectos más innovadores es que la herramienta no sigue un esquema lineal, sino un diagrama de flujo que adapta el recorrido del cuestionario según las respuestas del usuario. Si, por ejemplo, se indica que la rampa no tiene pasamanos, las preguntas relacionadas se omiten automáticamente. Este enfoque evita repeticiones y agiliza el diagnóstico.
Eso sí, por el momento la herramienta no permite guardar el proceso ni volver atrás, una limitación que su creadora espera resolver si consigue apoyo económico o institucional. “La he desarrollado de forma independiente, con el apoyo del CGATE y la colaboración de personas que han testeado el sistema y aportado sugerencias muy valiosas”, señala.
Más allá del cumplimiento formal
Vega insiste en que el objetivo no es solo garantizar que una rampa cumpla con la ley, sino promover una reflexión más profunda sobre el diseño inclusivo. “Diseñar bien una rampa no debería ser un acto excepcional. Una pendiente mal calculada, un pavimento inadecuado o la ausencia de pasamanos puede convertir un edificio en un entorno hostil para muchas personas”.
Además, recuerda que la accesibilidad beneficia a todos: personas mayores, con movilidad reducida, con carritos de bebé, lesiones temporales… “No es un lujo, es una necesidad cotidiana”.
Accesibilidad con perspectiva profesional y humana
La herramienta forma parte de una línea de trabajo que Marcela Vega desarrolló desde su consultoría Calícrates, especializada en accesibilidad y cuya trayectoria finalizó en 2023 para explorar otras opciones profesionales. Como autónoma ha colaborado con instituciones como el Museo de Navarra, los Servicios de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona y el Ayuntamiento de Puente la Reina.
Su investigación doctoral en la Universidad Pública de Navarra, dentro del programa de Tecnologías de las Comunicaciones, Bioingeniería y Energías Renovables, ha sido el marco en el que han surgido diversas propuestas innovadoras. Entre ellas destaca esta herramienta, concebida como un “experimento” que aspira a transformar la forma en que proyectamos y evaluamos los entornos construidos, incorporando una mirada crítica y sensible hacia la accesibilidad.
1) En ocasiones un intento de eliminación de barreras se convierte en otro obstáculo, en la foto una escalera que ya no se puede usar como tal con seguridad. La rampa no está pensada para personas sino para carros. 2) Ejemplo de una rampa que permite hacer accesible el baño de forma autónoma. Situada en Hegalak en San Sebastián. 3) Más que una rampa se podría decir que se trata de un tobogán, en todo caso totalmente insegura para las personas



4) Rampa demasiado larga y sin pavimento indicador, como aspecto positivo cabe mencionar el pasamanos a dos alturas. 5) Rampa con barandilla escalable y una pendiente muy pronunciada que además termina en un escalón, resulta muy peligrosa. 6) Rampa portátil, se puede convertir en un obstáculo para personas con discapacidad visual, además su zócalo de protección no tiene la altura adecuada.



7) Rampa con excesiva pendiente, pasamanos inadecuado y sin franja táctil.
