
Cristina Sáez Talan, Arquitecta del Área Metropolitana de Barcelona-AMB. Fotografías de Quim Bosch cedidas por AMB
La CIBA es un proyecto pionero en el ámbito de las políticas de igualdad en España, fruto de la rehabilitación de la antigua fábrica CIBA, situada en Santa Coloma de Gramenet.
Históricamente, el terreno que ocupa el edificio era propiedad de la empresa Colorificio. Posteriormente, en la década de 1920, la farmacéutica Ciba adquirió la propiedad y estableció allí una fábrica que, a lo largo de los años, experimentó diversas ampliaciones y transformaciones.
En la década de 1950 se construyó el edificio actual en dos fases diferenciadas. El inmueble pasó a ser propiedad municipal en 1983, momento en que se realizó una primera gran reforma para albergar los juzgados de primera instancia y el Instituto Salzereda, hasta el año 2000. Tras este periodo de cierre, en 2017 el Ayuntamiento de Santa Coloma decidió rehabilitar el edificio y transformarlo en un centro de recursos para mujeres.
Un proyecto de igualdad y sostenibilidad
El equipo técnico que lideró la rehabilitación estuvo compuesto en un 70 % por mujeres. En la fase inicial, una comisión técnica con representantes del AMB, el Ayuntamiento y el Consell de Dones aportó su visión experta sobre las necesidades de las usuarias.
El proyecto respetó al máximo la construcción original de 1950 y la reforma de los años 80. Se aplicaron criterios de sostenibilidad siguiendo el protocolo del AMB, y se priorizó el uso de materiales que reducen la huella de carbono. Destaca una pérgola fotovoltaica capaz de cubrir hasta el 40 % del consumo energético anual —y hasta el 100 % en verano—. Gracias a ello, La CIBA ha obtenido la calificación energética A y una distinción de cuatro hojas del Green Building Council España.
Además, se ha conservado el 96 % de los elementos estructurales y el 45 % de las paredes divisorias originales, combinando así patrimonio y confort contemporáneo.
Espacios pensados para las mujeres
El edificio es flexible y adaptable a múltiples usos. El sótano alberga el CIRD y el Centro de Documentación. La planta baja incluye salas polivalentes, un restaurante, un jardín y un espacio de exposiciones. La primera planta acoge espacios de formación, coworking, el Consell de Dones y un área residencial. En la segunda planta se encuentran talleres, un Fab Lab, huertos y zonas de ocio.
Perspectiva de género
Uno de los ejes centrales de La CIBA es la igualdad de género. Los espacios se diseñaron para evitar jerarquías de uso y favorecer ambientes igualitarios. Se respondieron necesidades específicas detectadas en los espacios del CIRD y en la zona residencial.
Esta última cuenta con seis viviendas dotacionales y espacios compartidos como una cocina comunitaria, lavandería y zona de ocio. Las residentes viven en comunidad y disponen de sistemas de seguridad no invasivos, como sensores infrarrojos en lugar de rejas.
Durante las obras también se protegieron las colonias de aves presentes en la fachada, adaptando el calendario de intervención al ciclo de nidificación.
Un espacio abierto a la comunidad
Su modelo participativo y flexible ha despertado el interés de otros municipios del área metropolitana.
En cinco años, ha atendido a 3.700 mujeres víctimas de violencia de género y ha ofrecido alojamiento a 190 mujeres y menores en situación de emergencia. Estos datos reflejan un fuerte compromiso con el apoyo integral a las mujeres.
Junto con la actuación urbana del paseo Salzereda, La CIBA se ha consolidado como referente en sostenibilidad, equidad y participación, demostrando cómo recuperar el patrimonio puede generar transformación social, económica y cultural.




