La empresa TERA, especializada en soluciones tecnológicas de alto valor añadido para el sector de la movilidad eléctrica, ha impulsado en Alicante un innovador centro para la reparación de baterías de vehículos eléctricos. Concebido por ESCULPIR EL AIRE estudio de arquitectura y diseño interior, dirigido por el arquitecto José Ángel Ruiz-Cáceres, el proyecto redefine el concepto de taller industrial al convertir una nave preexistente en un espacio flexible, luminoso y sostenible.
El centro nace con un propósito claro: posicionar a TERA en el incipiente mercado de la segunda vida de las baterías eléctricas, un ámbito estratégico para la transición hacia una movilidad más limpia. Tal como explican desde la empresa, se trata de “una actividad necesaria para el futuro del sector automovilístico”, orientada a reparar, reacondicionar y dar un nuevo uso a las baterías tras el fin de su vida útil en los vehículos.
Reutilizar, actuar, redefinir
El proyecto, firmado por José Ángel Ruiz-Cáceres, parte de una premisa esencial de sostenibilidad: rehabilitar una nave industrial existente en lugar de construir un nuevo edificio. Esta decisión reduce de forma significativa las emisiones de carbono asociadas al proceso constructivo y optimiza los consumos energéticos, convirtiéndose en un ejemplo tangible de cómo la reutilización arquitectónica puede ser un acto de innovación ambiental.
A partir de este planteamiento, la propuesta se articula como una secuencia espacial gestionada con la precisión de un plató cinematográfico: superficies ligeras, montaje rápido y una iluminación cuidadosamente controlada. El recorrido se organiza en tres ámbitos —zona de socialización, zona de trabajo y área de circulación— que describen el ciclo completo de reparación y reutilización de baterías.
El Centro TERA no solo funciona: actúa. ESCULPIR EL AIRE concibe el interior como una escena teatral que transforma la carcasa industrial en un espacio de innovación. En este escenario, la batería del vehículo eléctrico se convierte en la protagonista del discurso espacial: todo el diseño remite al proceso, a la transformación y a la segunda vida de las baterías, otorgando sentido arquitectónico a la actividad tecnológica que alberga.
Espacio humano y experiencia sensorial
Lejos de la imagen tradicional de un taller oscuro y ruidoso, el centro plantea una experiencia espacial limpia, ordenada y eficiente. La distribución racional y el uso de materiales neutros generan una atmósfera que prioriza la percepción, la luz y la simplicidad, elementos que contribuyen al bienestar de los trabajadores y a la calidad del entorno industrial.
Siguiendo la filosofía del activity-based working, el proyecto integra áreas diversas que responden a distintas dinámicas de trabajo: desde el trabajo individual o la colaboración en equipo hasta las reuniones en línea o los momentos de socialización. Esta versatilidad convierte el espacio en un entorno adaptable, saludable y abierto al cambio tecnológico.
El gran paño de vidrio que separa y conecta al mismo tiempo las zonas de trabajo y de relación actúa como un telón teatral, símbolo de transparencia, diálogo y comunidad dentro del ámbito industrial. Así, el centro combina una fuerte identidad visual con una estructura que favorece la interacción social y la eficiencia productiva.
Materialidad, contraste y sostenibilidad
La manipulación de la envolvente arquitectónica —mediante pliegues, curvaturas y desplazamientos— genera una experiencia háptica singular, amplificando la relación entre cuerpo y espacio. El contraste deliberado entre la frialdad industrial preexistente y la pureza del nuevo interior, dominado por superficies blancas y paneles móviles, potencia los valores de claridad, luz y percepción sensorial.
Con este proyecto, TERA y el arquitecto José Ángel Ruiz-Cáceres, al frente de ESCULPIR EL AIRE, plantean un modelo de arquitectura industrial que combina innovación tecnológica, sostenibilidad y diseño experiencial, al servicio de un futuro de movilidad eléctrica más circular y responsable.
Fuente de la información Architizer Fotografías: © Alejandro Gómez Vives





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