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InicioConstrucciónInfraestructurasMonográfico: Infraestructuras en España, obra pública y país, las claves para no perder el tren de la competitividad

Monográfico: Infraestructuras en España, obra pública y país, las claves para no perder el tren de la competitividad

Un análisis coral con voces líderes del sector reclama un cambio de rumbo en inversión, planificación estratégica y gestión para modernizar las estructuras productivas del país y evitar quedar rezagado frente a sus pares europeos.

El Dato
Invertir menos del 1% del PIB es insuficiente: piden más fondos, conservación y visión sostenible.

Contenidos

Con la participación de Pedro Fernández Alén, presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC); Miguel Ángel Carrillo, presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos; Joan Franco, presidente de Tecniberia; Salvador Ivorra, Dr. Ingeniero Industrial. Catedrático de Estructuras, y actualmente Vicerrector de Infraestructuras, Sostenibilidad y Seguridad Laboral en la Universidad de Alicante; Pere Macias, Comissionat per al Traspàs Integral de Rodalies Departament de Territori, Habitatge i Transició Ecològica; Lluís Moreno, presidente de la Cambra de Contractistes d’Obres de Catalunya (CCOC); Julián Núñez, presidente de SEOPAN (Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras); Ignasi Pérez Arnal, Industry Watcher/Director de contenidos del Congreso Nacional de Arquitectura Avanzada y Construcción 4.0 de REBUILD; Concha Santos, presidenta de la Asociación Nacional de Constructores Independientes (ANCI); Xavier Font Mach, presidente del ITeC y decano del Colegio de Ingeniería Técnica de Obras Públicas y de Ingeniería Civil de Cataluña – ECCAT y Víctor Yepes, Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Catedrático de universidad en el área de ingeniería de la construcción. Universitat Politècnica de València

Punto de partida. España se enfrenta a una encrucijada histórica en materia de infraestructuras. Tras décadas de infrafinanciación, el déficit acumulado en obra pública supera los 300.000 millones de euros, mientras que la modernización de redes de transporte, energía y servicios esenciales se ha convertido en una condición indispensable para sostener la competitividad económica y la cohesión territorial. Ante este contexto, la inversión pública vuelve al centro del debate estratégico.

Los expertos consultados en el monográfico de Construnews coinciden en el diagnóstico: la inversión actual es insuficiente para un país del primer mundo. La demanda no es solo de más recursos, sino de una transformación estructural en los modelos de planificación, financiación y gestión, que incorpore criterios de sostenibilidad, digitalización e industrialización. Alertan, además, de que sin una hoja de ruta clara y un pacto de Estado que trascienda ciclos políticos, España corre el riesgo de quedar rezagada frente a sus socios europeos, desaprovechando tanto los fondos europeos como el impulso que requiere la transición ecológica.

En ese marco, 2025 ha sido un año récord: más de 14.000 millones de euros comprometidos por el Estado y otros 12.000 millones gestionados por comunidades autónomas, gracias al despliegue del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR). Pero las previsiones para 2026 son aún más ambiciosas. El Gobierno ha lanzado una nueva propuesta de planificación de la red de transporte eléctrico con horizonte 2030, que contempla 13.590 millones de euros de inversión, orientados a la electrificación industrial, el hidrógeno verde, los centros de datos y el refuerzo del transporte ferroviario. Esta hoja de ruta, presentada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, se alinea con los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y marca un nuevo ciclo de intervención pública estratégica.

Como señala el artículo “Infraestructuras en España: obra pública y país, claves para no perder el tren de la competitividad, publicado en Construnews, estas cifras evidencian un cambio de ciclo, pero también subrayan una advertencia: sin una visión integral y sostenida en el tiempo, el esfuerzo podría quedar diluido. La obra pública no puede concebirse solo como motor coyuntural, sino como un proyecto-país de largo alcance, capaz de articular innovación, transición energética y vertebración territorial

Análisis detallado y resumen de las respuestas a cada una de las preguntas planteadas en la entrevista coral.

¿Cómo valora el estado actual de las infraestructuras en España (transporte, energía, digitalización, logística)? ¿Cuáles son, a su juicio, los principales retos de país en los próximos 5‑10 años?

Los expertos consultados trazan un diagnóstico crítico pero constructivo del estado de las infraestructuras en España. Aunque reconocen una red amplia y funcional en muchos aspectos —transporte, energía, logística y servicios—, alertan de que su modernización, mantenimiento y adaptación tecnológica no avanzan al ritmo necesario para sostener la competitividad, la transición ecológica ni la cohesión territorial.

En el ámbito del transporte y la logística, Xavier Font subraya la urgencia de reforzar el ferrocarril de mercancías y consolidar el papel logístico de España en Europa. Destaca además la necesidad de introducir tecnologías de sensorización y mantenimiento predictivo para alargar la vida útil de las infraestructuras existentes y reducir costes estructurales. Ignasi Pérez Arnal insiste en que las infraestructuras deben volver a estar al servicio de la industria, la conectividad y la sostenibilidad, y advierte que España está “muy lejos de estándares europeos” en términos de nodos logísticos interconectados. Reclama más visión estratégica, gestión avanzada de datos y planificación centrada en objetivos.

Lluís Moreno llama la atención sobre la infrafinanciación estructural: España invierte menos del 1% del PIB en infraestructuras, lo que impide no solo crear nuevas redes, sino conservar adecuadamente las existentes. En la misma línea, Julián Núñez defiende la necesidad de actualizar el marco normativo y los modelos de colaboración público‑privada, para facilitar tanto nuevas obras como programas de conservación y modernización. La digitalización es uno de los retos más compartidos. Concha Santos prevé que las infraestructuras se transformarán en activos dinámicos y predictivos, capaces de responder en tiempo real a las necesidades del entorno. Este enfoque se alinea con la visión de Pérez Arnal, que aboga por una gestión avanzada e interconectada de redes, capaz de incrementar la eficiencia operativa y la resiliencia.

El mantenimiento aparece como otra gran deuda pendiente. Víctor Yepes denuncia que la conservación ha sido “olvidada” y propone nuevas formas de financiación y programas de conservación preventiva. Salvador Ivorra, por su parte, insiste en que la sostenibilidad debe medirse con indicadores objetivos, como emisiones evitadas o ahorro energético, y orientarse hacia resultados verificables. Desde una perspectiva política y de gestión pública, Pere Macias defiende reformas como el pago por uso en carreteras, la descentralización aeroportuaria y la actualización del marco del sistema eléctrico, todas orientadas a mejorar la eficiencia y equidad territorial.

Pedro Fernández Alén aporta una visión sistémica: infraestructuras y vivienda deben planificarse como un único sistema integrado, que conecte movilidad, servicios públicos y tejido urbano para generar valor social y desarrollo económico. Por su parte, Joan Franco llama a concebir las infraestructuras como ecosistemas vivos, interdependientes, multifuncionales y resilientes, en lugar de obras físicas aisladas. Propone una visión de país que conecte todos los modos —carretera, ferrocarril, puertos, aeropuertos y redes digitales— desde una lógica integradora. Finalmente, Miguel Ángel Carrillo advierte de la necesidad urgente de un pacto de Estado por las infraestructuras, que permita establecer una hoja de ruta técnica, estable y alejada de los vaivenes políticos. Solo con un consenso nacional será posible abordar las reformas que el país necesita.

Conclusión: Existe un amplio consenso en que las infraestructuras españolas sufren déficits de modernización, digitalización, mantenimiento y gobernanza

Los principales retos de país para los próximos 5‑10 años serán:

  • Incrementar la inversión hasta estándares europeos.
  • Integrar digitalización y mantenimiento preventivo como pilares básicos.
  • Reformar marcos normativos y modelos de financiación.
  • Mejorar la coordinación entre administraciones.
  • Apostar por una visión sistémica e intermodal.
  • Incorporar métricas objetivas de sostenibilidad y eficiencia.

Solo desde una planificación integral, sostenida y técnicamente guiada, España podrá aprovechar esta década para cerrar brechas, ganar competitividad y avanzar hacia un modelo de infraestructuras resilientes, inteligentes y sostenibles.

¿Qué segmentos infraestructurales ofrecen mayor potencial de crecimiento para el sector de la construcción y la ingeniería? ¿Y cuáles están quedando fuera del foco?

Los expertos consultados coinciden en que, en un contexto de transformaciones profundas —como la transición ecológica, la digitalización o la demanda de movilidad sostenible— algunos segmentos infraestructurales emergen como motores de crecimiento para la construcción y la ingeniería, mientras que otros, aún esenciales, permanecen relegados o insuficientemente atendidos.

1. Infraestructuras energéticas y redes eléctricas

Unánimemente señalado como uno de los segmentos con mayor dinamismo. Julián Núñez, Joan Franco y Miguel Ángel Carrillo destacan la expansión y modernización de las redes eléctricas —incluyendo transporte de alta tensión, conexiones de energías renovables e integración de sistemas de almacenamiento— como una palanca estructural. Estas inversiones responden a los compromisos climáticos europeos y a la digitalización del sistema energético, y abren oportunidades importantes para la ingeniería, la obra civil y la industria asociada a nuevos materiales.

2. Movilidad sostenible y ferrocarril

Xavier Font, Lluís Moreno y Pere Macias coinciden en situar la movilidad ferroviaria —especialmente de mercancías— como un área con crecimiento claro. La mejora de corredores intermodales, la electrificación de líneas y la integración del transporte de mercancías con puertos y plataformas logísticas se identifican como prioridades para reducir la huella de carbono y reforzar la competitividad logística internacional de España.

3. Digitalización de infraestructuras

Este segmento no se concibe como aislado, sino como habilitador transversal. Ignasi Pérez Arnal y Concha Santos coinciden en que la digitalización —incorporación de sensores, plataformas de gestión en tiempo real, gemelos digitales y mantenimiento predictivo— está redefiniendo la forma de diseñar, construir y operar infraestructuras. La necesidad de conectar datos, operaciones y usuarios convierte este ámbito en un campo de inversión especialmente prometedor para la ingeniería avanzada y las empresas tecnológicas.

4. Agua, rehabilitación urbana y eficiencia energética

Los entrevistados señalan que las infraestructuras hidráulicas, como modernización de redes de abastecimiento, depuración y gestión de recursos hídricos, ofrecen potencial, especialmente si se integran con criterios de eficiencia energética. Víctor Yepes, Pedro Fernández Alén y Salvador Ivorra subrayan que la regeneración urbana y la rehabilitación de edificios —vinculadas a eficiencia, accesibilidad y sostenibilidad— también constituyen áreas de crecimiento con impacto social y económico directo.

Segmentos infraestructurales que están quedando fuera del foco

Aunque reconocidos como esenciales, varios ámbitos muestran déficit de atención, financiación o ejecución estratégica:

Conservación y mantenimiento

Varios expertos —incluidos Víctor Yepes y Miguel Ángel Carrillo— alertan de que la conservación preventiva de la infraestructura existente está desatendida, con inversiones insuficientes y sin un enfoque sistemático. La falta de mantenimiento reduce la vida útil de activos y eleva los costes a largo plazo.

Infraestructura social

Espacios como centros sanitarios, educativos o culturales quedan fuera del foco de las grandes inversiones, pese a su influencia directa en calidad de vida y cohesión territorial. El análisis de Pedro Fernández Alén recuerda que la infraestructura no debe limitarse a transporte o energía, sino incluir servicios sociales integrados.

Logística intermodal no ferroviaria

Aunque se reconoce el potencial del ferrocarril, Xavier Font advierte que la infraestructura logística intermodal urbana y periurbana (incluidos puertos secos o nodos logísticos desconectados de la red férrea) carece de inversiones estratégicas suficientes, lo que limita su competitividad frente a otros países europeos.

Conclusión: crecimiento vs. infraatención

Los entrevistados coinciden en que los segmentos con mayor potencial de crecimiento para la construcción y la ingeniería son:

  • Energía y redes eléctricas
  • Movilidad sostenible y ferrocarril
  • Digitalización avanzada de infraestructuras
  • Agua y rehabilitación urbana con enfoque de eficiencia

Por el contrario, los sectores con menor visibilidad o inversión estratégica —como la conservación preventiva, la infraestructura social y la logística intermodal complementaria— requieren atención urgente para evitar que se conviertan en cuellos de botella que frenen la modernización integral del sistema infraestructural español.

¿Cómo evalúa la coordinación entre administraciones, sector privado y financiación (incluyendo fondos europeos)? ¿Qué mecanismos están funcionando y cuáles habría que reforzar?

Una coordinación mejorable que frena el impacto real de la inversión

La mayoría de los expertos coinciden en señalar que la coordinación entre administraciones, sector privado y mecanismos financieros aún es insuficiente y fragmentada, lo que impide transformar la actual disponibilidad de fondos —especialmente los europeos— en un impulso real para la transformación del país.

Principales coincidencias: falta de visión estratégica y exceso de burocracia

Falta de hoja de ruta común: Miguel Ángel Carrillo y Julián Núñez denuncian la ausencia de una estrategia de país estable, consensuada entre partidos y territorios. Esta falta de visión compartida genera inseguridad jurídica, duplicidades y retrasos que dificultan una ejecución ordenada y eficaz de las inversiones.

Baja ejecución y fragmentación territorial: Lluís Moreno, Pere Macias y Joan Franco coinciden en que los fondos Next Generation EU no están teniendo un impacto estructural real, por su baja ejecución y la desigual gestión entre comunidades autónomas. Moreno insiste en que “sin una arquitectura institucional clara y profesionalizada”, el potencial inversor se diluye.

Burocracia como freno sistémico: Concha Santos e Ignasi Pérez Arnal subrayan que el exceso de trámites, la rigidez normativa y la falta de estándares comunes dificultan la colaboración público-privada y la puesta en marcha de proyectos estratégicos. Proponen simplificar procesos, establecer ventanillas únicas digitales y coordinar los distintos niveles de gobierno.

Colaboración público-privada infrautilizada: Julián Núñez lamenta que España aún no haya actualizado sus modelos de colaboración público-privada, claves para canalizar inversiones y compartir riesgos. Propone reforzar instrumentos de financiación mixta y dotar de seguridad jurídica los marcos contractuales para atraer capital privado.

Mecanismos que están funcionando: puntos de luz en medio de la fragmentación

Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR): A pesar de sus límites, varios entrevistados reconocen que el PRTR ha sido una palanca para acelerar la inversión pública e introducir nuevas agendas como la sostenibilidad y la digitalización.

Ejemplos de éxito local o sectorial: Xavier Font y Pedro Fernández Alén citan casos donde la coordinación multinivel ha permitido resultados concretos —como planes de regeneración urbana o proyectos logísticos integrados—, aunque aún representan experiencias puntuales, no generalizables.

Qué reforzar: propuestas para una coordinación eficaz

Los entrevistados coinciden en varios puntos de mejora:

  • Diseñar una planificación estratégica nacional consensuada, con prioridades compartidas entre administraciones, agentes privados y territorios.
  • Reformar la contratación pública y la tramitación de proyectos: digitalizar, acortar plazos y estandarizar procedimientos.
  • Consolidar instrumentos estables de colaboración público-privada, con incentivos adecuados y modelos contractuales actualizados.
  • Establecer sistemas de evaluación técnica independientes, que prioricen inversiones según impacto social, económico y ambiental.
  • Ajustar el reparto territorial de fondos europeos, con criterios de equidad y eficiencia.
Conclusión: sin reforma institucional, la oportunidad puede perderse

El balance general es claro: sin una mejor coordinación institucional, España corre el riesgo de desaprovechar la mayor oportunidad inversora de las últimas décadas. Para que la inversión pública y los fondos europeos tengan impacto real, se necesita pasar de convocatorias aisladas a una política infraestructural de Estado, con visión a largo plazo, instrumentos estables y una ejecución profesionalizada.

Más allá de los discursos, ¿cómo se está incorporando la sostenibilidad en el diseño, ejecución y explotación de infraestructuras? ¿Podría compartir un caso inspirador o representativo?

De los principios a los hechos: sostenibilidad como nuevo estándar, aún en construcción

Aunque todos los expertos reconocen que la sostenibilidad ha pasado de ser una declaración de intenciones a convertirse en un criterio normativo y operativo imprescindible, también coinciden en que su aplicación real sigue siendo desigual, y enfrenta barreras técnicas, culturales y financieras que deben ser superadas.

La sostenibilidad ya no se predica, se mide

Salvador Ivorra lo expresa con contundencia: la sostenibilidad ya no puede seguir tratándose como un discurso vacío. Defiende que debe medirse con indicadores objetivos —como kilovatios ahorrados, toneladas de CO₂ evitadas o metros cúbicos de agua gestionados— y que esta cuantificación debe condicionar la toma de decisiones y la evaluación del ROI. Concha Santos, desde una visión técnica, subraya que las infraestructuras sostenibles deben ser también digitales y adaptativas, gestionadas mediante sensores, inteligencia artificial y plataformas de mantenimiento predictivo para minimizar el impacto ambiental a lo largo de todo su ciclo de vida.

Casos innovadores: tecnología al servicio del medio ambiente

Xavier Font cita ejemplos de carreteras solares, autoadaptables y que recargan vehículos eléctricos, integrando generación energética, eficiencia y conectividad. Proyectos que muestran cómo el diseño puede ser una herramienta de sostenibilidad activa, no solo de mitigación. Ignasi Pérez Arnal apuesta por una sostenibilidad que se planifique desde el origen: propone infraestructuras conectadas e intermodales que reduzcan emisiones no solo por su eficiencia operativa, sino por una lógica de red baja en carbono que evite desplazamientos innecesarios y fomente el uso compartido de recursos.

Sin conservación no hay sostenibilidad

Víctor Yepes y Miguel Ángel Carrillo coinciden en que no se puede hablar de sostenibilidad si no se garantiza un mantenimiento regular y preventivo. Carrillo recuerda que muchos impactos ambientales se disparan por falta de conservación, lo que obliga a reconstrucciones costosas y menos eficientes. Yepes propone además incorporar la sostenibilidad como criterio vinculante en la fase de mantenimiento, no solo en el diseño inicial.

Sostenibilidad como política pública: gobernanza e incentivos

Pere Macias y Pedro Fernández Alén abogan por integrar la sostenibilidad en el modelo institucional: mediante normativas claras, incentivos financieros, contratación pública verde y modelos de financiación estables que garanticen la continuidad de los proyectos sostenibles. Fernández Alén vincula la sostenibilidad a la regeneración urbana y a la movilidad conectada, señalando que la combinación de vivienda, servicios y transporte eficiente puede ser una palanca transformadora.

Una visión sistémica: infraestructuras como ecosistemas

Joan Franco defiende que la sostenibilidad real se alcanzará cuando las infraestructuras se conciban como ecosistemas vivos, no como obras aisladas. Sostiene que deben adaptarse al entorno, interactuar con otros sistemas (digitales, energéticos, logísticos) y estar diseñadas para evolucionar. Solo así, afirma, se logrará que sean resilientes, eficientes y realmente sostenibles.

Conclusión: sostenibilidad sí, pero con métricas, mantenimiento y gobernanza

El consenso es amplio: la sostenibilidad ya no es una opción, es una condición mínima para que las infraestructuras sean viables en el futuro. Sin embargo, su integración efectiva aún requiere criterios homogéneos, financiación adaptada, cultura técnica y visión sistémica. Las experiencias más avanzadas ya demuestran que combinar tecnología, planificación integrada y enfoque en todo el ciclo de vida permite convertir los discursos en impactos medibles.

Las infraestructuras ya no son solo estructuras físicas: mantenimiento predictivo, digital twins, infraestructura como servicio… ¿Cuál es su visión sobre esta transformación? ¿Qué proyectos le parecen referentes?

De obra física a sistema inteligente: la nueva frontera de las infraestructuras

Los entrevistados coinciden en que el sector atraviesa una transformación estructural: las infraestructuras ya no son elementos estáticos, sino activos inteligentes, conectados y adaptativos. Esta transición redefine no solo el diseño y la explotación de las obras públicas, sino también los modelos de negocio, la formación técnica y la gestión de los datos.

Infraestructura digital, predictiva y sensorizada

Concha Santos pone el foco en la infraestructura como activo digital y dinámico. La digitalización —dice— permite construir gemelos digitales, monitorizar infraestructuras en tiempo real y aplicar mantenimiento predictivo, lo que incrementa la eficiencia, reduce costes y alarga la vida útil de las infraestructuras existentes. Ignasi Pérez Arnal completa esta visión desde un enfoque más holístico: las infraestructuras deben pensarse como servicios integrados, no como meras obras. Su diseño debe centrarse en la experiencia del usuario, la eficiencia operativa y la capacidad de respuesta en tiempo real.

Ejemplos reales e innovadores

Xavier Font ejemplifica con proyectos de carreteras solares y autoadaptables, capaces de generar energía, adaptarse a condiciones climáticas y cargar vehículos eléctricos. Según él, ya no se trata solo de construir bien, sino de que las infraestructuras aprendan, respondan y evolucionen. Joan Franco, desde Tecniberia, defiende que la clave es concebir las infraestructuras como ecosistemas vivos, donde cada elemento interactúa con el entorno físico, digital y social. Apuesta por una lógica sistémica que integre redes de transporte, energía, comunicación y servicios.

Cambio de paradigma en el ciclo de vida

Víctor Yepes y Miguel Ángel Carrillo insisten en que esta transformación obliga a cambiar el enfoque sobre el ciclo de vida de las infraestructuras: ya no basta con construir y luego mantener, sino que el mantenimiento debe ser inteligente, programado y preventivo desde el inicio. Además, abogan por incorporar criterios de digitalización en todas las fases del proyecto, desde la licitación hasta la operación.

Una oportunidad para transformar el sector

Aunque algunos reconocen que España aún tiene camino por recorrer en despliegue masivo, los entrevistados coinciden en que hay capacidades técnicas, ejemplos inspiradores y presión normativa suficientes para acelerar esta transición. Señalan que los proyectos logísticos inteligentes, redes eléctricas digitalizadas y plataformas de movilidad urbana son hoy los entornos más avanzados.

Conclusión: la infraestructura del siglo XXI será digital o no será

La transición hacia una infraestructura como servicio —con gemelos digitales, sensorización y mantenimiento predictivo— ya ha comenzado. Todos los expertos coinciden en que este cambio no es solo tecnológico, sino cultural e institucional, y requiere actualizar marcos normativos, licitaciones públicas y formación técnica. La clave, dicen, está en pasar de construir más a construir mejor, más inteligente y más conectado.

En un entorno de alta inversión pública y necesidad de eficiencia, ¿cómo se está calculando y midiendo el ROI en infraestructuras? ¿Podría compartir ejemplos reales o estimaciones? ¿Qué factores lo están condicionando más?

Medir el retorno de las infraestructuras, una asignatura pendiente en España

El retorno de la inversión (ROI) en infraestructuras públicas sigue siendo una de las debilidades del sistema español, según coinciden los entrevistados. Aunque existen herramientas y ejemplos positivos, la evaluación ex ante y ex post sigue siendo limitada, desigual y poco estandarizada, lo que dificulta tomar decisiones basadas en impacto real y no solo en ejecución presupuestaria.

Falta de métricas claras y continuidad en la planificación

Julián Núñez apunta que, pese a que existen herramientas para medir rentabilidad socioeconómica, su uso es poco frecuente. Defiende incorporar evaluaciones técnicas independientes y sistematizar el análisis del impacto territorial, ambiental y productivo. Miguel Ángel Carrillo señala que uno de los principales obstáculos es la falta de continuidad en la planificación y la excesiva politización de las decisiones. Sin una estrategia estable, afirma, no se puede medir adecuadamente el retorno a largo plazo.

El retorno como sistema, no como proyecto aislado

Lluís Moreno advierte que no se puede hablar de ROI si el volumen global de inversión es insuficiente. El retorno real —explica— depende de que las infraestructuras formen parte de sistemas conectados, no de actuaciones fragmentadas. Pedro Fernández Alén insiste en que el ROI debe medirse desde una visión integrada que contemple vivienda, movilidad, logística y servicios, y propone evaluar el impacto en términos de cohesión territorial, empleo y sostenibilidad social.

Incorporar el impacto ambiental como valor económico

Salvador Ivorra y Víctor Yepes defienden incorporar indicadores de sostenibilidad al cálculo del retorno: reducción de emisiones, eficiencia energética, gestión del agua o mejora del confort urbano. Reclaman modelos de evaluación multicriterio que combinen rentabilidad económica con impacto ecológico.

La tecnología, aliada para medir mejor

Ignasi Pérez Arnal propone usar datos en tiempo real e inteligencia artificial para medir el retorno en infraestructuras dinámicas, como plataformas logísticas o movilidad conectada. La clave —dice— es dejar atrás el ROI tradicional y adoptar métricas evolutivas que reflejen el uso, la eficiencia y la adaptabilidad.

Concha Santos coincide en que la fragmentación institucional y la falta de integración digital siguen restando eficiencia a los retornos, ya que muchas infraestructuras no están pensadas desde una lógica de mantenimiento o de ciclo completo de vida.

Conclusión: hacia una nueva cultura del retorno

Los entrevistados coinciden en que España necesita adoptar un modelo sistemático, técnico y transparente de medición del ROI, que incorpore criterios económicos, sociales y medioambientales. Esto implica actualizar marcos normativos, profesionalizar la evaluación, digitalizar procesos y, sobre todo, pasar de evaluar lo ejecutado a valorar lo transformado. Sin una cultura real del retorno, advierten, incluso las mayores inversiones pueden quedarse sin impacto estructural.

A raíz de las últimas iniciativas de Bruselas (como el plan para conectar capitales europeas por alta velocidad), ¿qué papel debería jugar España en el nuevo mapa europeo? ¿Estamos preparados o en riesgo de quedar fuera?

España ante el nuevo mapa europeo: potencial geoestratégico con riesgo de desconexión

La mayoría de los entrevistados coincide en que España parte de una posición geoestratégica privilegiada, pero corre el riesgo de quedar desconectada de los grandes corredores europeos si no acelera sus decisiones, reformas e inversiones. El plan de Bruselas para conectar capitales por alta velocidad es una oportunidad única, pero también una advertencia.

Una respuesta decidida y alineada con Europa

Pere Macias subraya la urgencia de reformar el sistema ferroviario y mejorar la gobernanza, la interoperabilidad y la conexión con el eje central europeo, especialmente a través de los Pirineos. Coincide con Joan Franco, quien alerta de que España puede convertirse en un “cul‑de‑sac ferroviario” si no se integra plenamente en los corredores de transporte transeuropeo (TEN‑T). Lluís Moreno es tajante: para mantener su peso económico y geopolítico, España debe duplicar su esfuerzo inversor, no solo en función de prioridades internas, sino en clave continental. Denuncia la escasa visión europea en muchas decisiones nacionales.

Una visión más sistémica e integradora

Pedro Fernández Alén aboga por una estrategia que combine infraestructura, vivienda, logística y energía, y sitúe a España como hub logístico y tecnológico del sur de Europa. Propone usar los fondos europeos para fortalecer nodos intermodales como puertos, corredores ferroviarios y centros logísticos. Ignasi Pérez Arnal y Xavier Font recuerdan que España cuenta con capacidades técnicas, empresas líderes y experiencia internacional para posicionarse con fuerza en esta transformación, pero el gran reto está en la agilidad institucional y la ejecución eficaz.

El obstáculo: fragmentación y lentitud en la toma de decisiones

Julián Núñez y Miguel Ángel Carrillo alertan de que la falta de liderazgo estatal y coordinación territorial impide que España actúe con rapidez y cohesión. Señalan que, sin una visión nacional compartida, los plazos europeos se cumplirán tarde o a medias, con el consiguiente coste competitivo.

Conclusión: oportunidad y advertencia

España tiene todo para jugar un papel relevante en la nueva red europea de alta velocidad y logística, pero debe actuar con rapidez, visión estratégica y capacidad ejecutiva. La alineación con los objetivos europeos, la inversión sostenida y la integración de infraestructuras serán claves para evitar la marginalidad. El tren europeo no espera: o se acelera la integración o se corre el riesgo de quedarse en la vía muerta.

Pensando en todos los modos —carretera, ferrocarril, puertos, aeropuertos, redes logísticas y digitales—, ¿qué ejes o áreas infraestructurales deberían ser prioritarios para mejorar la competitividad y cohesión territorial en España?

Una visión intermodal e integrada: clave para cohesión y competitividad

Los expertos consultados coinciden en que España necesita superar la lógica de proyectos aislados y apostar por una planificación sistémica e intermodal, que integre todos los modos de transporte y redes digitales, y que responda tanto a desafíos de competitividad como de cohesión territorial.

Corredores ferroviarios y logísticos: los grandes ausentes

Miguel Ángel Carrillo y Joan Franco reclaman desarrollar los corredores intermodales del Mediterráneo y Atlántico, así como las conexiones transpirenaicas, todavía pendientes. Denuncian que la falta de inversión sostenida en estos ejes limita el posicionamiento internacional del país. Lluís Moreno identifica como prioritarios los corredores ferroviarios de mercancías, la modernización de accesos portuarios y las plataformas logísticas intermodales, esenciales para consolidar a España como nodo clave en la cadena logística europea.

Conectividad interior y cohesión entre territorios

Pere Macias y Pedro Fernández Alén insisten en que, más allá de los grandes corredores, España debe mejorar la conectividad interior: entre capitales de provincia, regiones periféricas y áreas metropolitanas. Sostienen que la alta velocidad no puede ser el único eje vertebrador, y que se requiere una red capilar que garantice accesibilidad y equidad territorial.

Red digital e infraestructuras inteligentes

Concha Santos e Ignasi Pérez Arnal ponen el foco en la infraestructura digital como eje estratégico. Proponen desplegar fibra óptica, redes 5G y centros de datos en zonas menos densas para reducir la brecha territorial y crear nuevos polos de innovación, con infraestructuras que se diseñen desde el inicio como inteligentes y conectadas.

Conservación, mantenimiento y resiliencia

Salvador Ivorra y Víctor Yepes advierten que el deterioro de infraestructuras existentes en entornos rurales o secundarios compromete la cohesión y la seguridad. Reclaman situar el mantenimiento como prioridad y dotarlo de recursos específicos y visión de largo plazo.

Sostenibilidad, eficiencia energética y multifuncionalidad

Xavier Font propone que las nuevas infraestructuras no solo conecten territorios, sino que produzcan energía, se adapten al entorno y gestionen datos en tiempo real. Defiende un enfoque basado en infraestructuras resilientes, inteligentes y multifuncionales, capaces de integrarse en la transición ecológica.

Conclusión: ejes prioritarios con lógica de sistema

La mejora de la competitividad y la cohesión territorial pasa por apostar decididamente por corredores logísticos intermodales, redes digitales avanzadas, conectividad interior equitativa y mantenimiento de lo existente. La visión compartida entre los expertos es clara: no se trata de hacer más infraestructuras, sino de hacerlas mejor, conectadas y al servicio del país como sistema.

El aumento de costes de materiales, la tramitación lenta o la falta de personal cualificado afectan a las infraestructuras. ¿Qué medidas urgentes propondría para desbloquear estos frenos?

Costes, trámites y falta de talento: el triple cuello de botella

La mayoría de los expertos coinciden en que, pese al aumento del presupuesto público y el impulso de los fondos europeos, el despliegue de infraestructuras en España se enfrenta a obstáculos estructurales que dificultan tanto la ejecución como la planificación de nuevos proyectos. Los tres grandes frenos identificados son el encarecimiento de materiales, la burocracia excesiva y el déficit de mano de obra cualificada.

Precios desactualizados y contratos fallidos

Julián Núñez, presidente de SEOPAN, alerta de que la escalada de precios ha dejado múltiples licitaciones desiertas. Reclama una revisión automática de precios en los contratos públicos y marcos más flexibles que reflejen la realidad de mercado. También subraya la necesidad de garantizar seguridad jurídica y estabilidad normativa para que las empresas puedan operar con previsibilidad. Lluís Moreno y Pedro Fernández Alén comparten esta preocupación y reclaman ajustar los precios de referencia en las licitaciones para evitar paralizaciones e ineficiencias.

Burocracia asfixiante y lentitud administrativa

Uno de los diagnósticos más repetidos es la lentitud de los procesos de tramitación. Núñez propone una reforma integral para agilizar autorizaciones, licitaciones y contrataciones, así como avanzar hacia la digitalización total de los procedimientos. Concha Santos e Ignasi Pérez Arnal apuntan a la dispersión normativa y la falta de coordinación entre administraciones como causas estructurales de la ineficiencia actual, y piden establecer ventanillas únicas y marcos regulatorios simplificados.

Déficit de personal y falta de relevo generacional

Ignasi Pérez Arnal, Salvador Ivorra y Víctor Yepes coinciden en señalar la escasez de profesionales cualificados como un freno que ya impacta en la productividad. Proponen planes de formación técnica, renovación generacional y una mayor valorización del empleo en obra pública. También apuntan a la necesidad de atraer talento al sector mediante mejores condiciones laborales y visibilidad profesional.

Industrialización y eficiencia como soluciones estructurales

Joan Franco y Xavier Font apuestan por industrializar el sector para reducir su dependencia de mano de obra intensiva y aumentar la eficiencia. Consideran que avanzar en prefabricación, digitalización y automatización permitiría mitigar los efectos de los costes y mejorar la capacidad de ejecución.

Conclusión: desbloquear la ejecución requiere una agenda urgente

Los expertos coinciden en que revisar precios, reducir trámites, formar talento y transformar el modelo productivo son las claves para desbloquear el cuello de botella actual. Las inversiones están disponibles, pero si no se abordan estos frenos con urgencia, el riesgo es perder una oportunidad histórica para modernizar el país.

Si pudiera proponer tres decisiones inmediatas que mejoren las infraestructuras españolas a corto y medio plazo, ¿cuáles serían y por qué?

Decisiones urgentes: visión de país, agilidad normativa e industrialización

Los expertos coinciden en que mejorar el estado de las infraestructuras españolas requiere más que inversión: hace falta una estrategia integral, basada en criterios técnicos, visión de largo plazo y modernización del marco regulador. Sus propuestas se agrupan en torno a tres grandes prioridades compartidas: planificación estratégica, eficiencia normativa y transformación del modelo productivo.

1. Pacto de Estado y estrategia-país

Miguel Ángel Carrillo y Joan Franco reclaman un Pacto de Estado por las Infraestructuras, que aporte estabilidad a la planificación más allá de los ciclos políticos. Una hoja de ruta técnica y consensuada permitiría orientar las inversiones hacia proyectos estratégicos y sostenibles. Pedro Fernández Alén añade que debe pensarse en infraestructura y vivienda como un sistema integrado, con impacto real en la cohesión territorial y la productividad.

2. Reforma del marco contractual y burocrático

Julián Núñez propone revisar automáticamente los precios en los contratos públicos, actualizar los modelos de colaboración público-privada y lanzar un plan nacional de mantenimiento plurianual, con objetivos medibles. Coincide con Lluís Moreno, quien también pide incrementar la inversión hasta el 2% del PIB y crear una agencia estatal independiente para planificar y supervisar proyectos estratégicos. Concha Santos y Xavier Font reclaman reducir la burocracia, digitalizar procesos de licitación y exigir criterios de sostenibilidad medibles en los pliegos. Pere Macias, por su parte, plantea acelerar los corredores ferroviarios de mercancías, implantar el pago por uso en carreteras y descentralizar la gestión aeroportuaria para adaptarla mejor al territorio.

3. Digitalización, industrialización y sostenibilidad

Una propuesta transversal es la transformación del modelo productivo del sector: Joan Franco y Xavier Font apuestan por industrializar las infraestructuras, con prefabricación, sensorización, digital twins y nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia y resiliencia. Concha Santos insiste en impulsar la digitalización desde el diseño hasta el mantenimiento. Salvador Ivorra y Víctor Yepes ponen el foco en la sostenibilidad, reclamando medidas que prioricen la eficiencia energética, la conservación y el uso de métricas objetivas de impacto. Para ellos, el cambio debe ser sistémico y formar parte del ADN de la política infraestructural.

Conclusión: un nuevo contrato social con la infraestructura

Los expertos ofrecen un consenso claro: mejorar las infraestructuras requiere decisiones inmediatas que combinen visión estratégica, reformas operativas y transformación tecnológica. Las tres claves: un pacto de país, modernización del marco normativo y una apuesta decidida por la sostenibilidad, digitalización e industrialización.

Conclusión final: hacia un nuevo modelo de infraestructuras para una España más competitiva, sostenible y cohesionada

Las voces expertas reunidas en esta entrevista coral coinciden en que España se encuentra en un punto de inflexión infraestructural. Pese a contar con una red extensa y con capacidades técnicas de primer nivel, el país arrastra un déficit estructural de inversión, una planificación fragmentada y una falta de visión estratégica que amenazan su posición competitiva en Europa y su cohesión territorial interna.

Los retos identificados son múltiples, pero también lo son las oportunidades: la digitalización, la transición energética, los fondos europeos y los avances tecnológicos abren la puerta a una transformación sin precedentes. Para aprovechar este momento, los entrevistados reclaman una triple palanca de cambio:

  • Un nuevo contrato político y técnico, a través de un Pacto de Estado por las Infraestructuras, que aporte estabilidad, visión a largo plazo y coordinación entre administraciones y actores privados.
  • Un marco operativo reformado, con normativas más ágiles, precios actualizados, contratación pública moderna y mecanismos estables de colaboración público-privada.
  • Una transformación del modelo productivo del sector, basada en la industrialización, la sostenibilidad medible y la digitalización plena de todo el ciclo de vida infraestructural.

Más allá de construir más, el objetivo debe ser construir mejor: con eficiencia, con inteligencia, con impacto social y ambiental positivo. Y hacerlo con una infraestructura entendida no como obra estática, sino como ecosistema vivo, que conecta personas, territorios, industrias y oportunidades.

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