Neumann presentó anclajes equipados con sensores capaces de detectar variaciones de carga y registrar eventos críticos como vibraciones o desajustes, permitiendo actuar antes de que se materialice el fallo estructural.
Durante su intervención en Construction2Future 2025, Martin Neumann, director del área de productos conectados y herramientas del grupo Fischer, delineó un futuro donde los anclajes estructurales no solo soportan cargas, sino que también comunican su estado en tiempo real. En un escenario técnico marcado por la necesidad de mantenimiento predictivo y seguridad operativa, la sensorización de anclajes se perfila como una revolución silenciosa con impacto profundo.
Neumann explicó que los nuevos anclajes desarrollados por Fischer integran sensores que miden carga axial, desplazamiento, temperatura y vibraciones. Esta información es procesada localmente y transmitida en tiempo real a plataformas digitales, permitiendo evaluar el comportamiento de cada punto estructural de forma continua. “Ya no se trata de esperar a que algo falle. Se trata de saber exactamente cuándo y dónde intervenir antes de que ocurra”, afirmó.
Entre los casos reales mencionados, destacó la aplicación en parques eólicos offshore, donde los anclajes de grandes turbinas están expuestos a cargas dinámicas extremas. Los sensores permiten monitorizar cada variación de carga y correlacionarla con condiciones meteorológicas, estableciendo patrones de comportamiento que anticipan cuándo es necesario reapretar, sustituir o reforzar. También presentó datos de túneles ferroviarios con miles de anclajes sensorizados que generan más de 1 millón de registros anuales, todos ellos analizados mediante inteligencia artificial para identificar anomalías.
El sistema permite no solo registrar eventos, sino construir historiales técnicos de cada estructura. Esta trazabilidad posibilita auditorías estructurales basadas en evidencia, comparaciones entre emplazamientos y una planificación de mantenimiento basada en datos reales y no en calendarios genéricos.
Neumann subrayó que uno de los retos técnicos ha sido garantizar que el propio sistema de sensorización no afecte a la integridad del anclaje. Para ello, los sensores se integran sin modificar la geometría ni los parámetros de resistencia del elemento. Además, cada sensor tiene un ciclo de vida que excede los 20 años, con protocolos de calibración remota y autodiagnóstico.
En su cierre, el director de Fischer insistió en que los anclajes conectados no son el futuro, sino el presente inmediato. “Ya no basta con saber que algo está anclado. Hay que saber cómo, cuánto, y en qué condiciones. Solo así construiremos estructuras realmente inteligentes”, concluyó. Una ponencia que demuestra cómo incluso los componentes más discretos del sistema estructural pueden convertirse en fuentes clave de información para una construcción más segura, eficiente y basada en datos.


