El refuerzo estructural con materiales compuestos, anclajes inteligentes y metodologías de análisis digital se posiciona como una herramienta clave para evitar la demolición prematura de edificios e infraestructuras
La ponencia de Moritz Streicher, responsable de la unidad de Rehabilitación Estructural del grupo Fischer, centró su intervención en un aspecto clave del ciclo de vida constructivo: cómo intervenir sobre infraestructuras existentes para alargar su utilidad técnica sin comprometer la seguridad estructural ni incurrir en costes medioambientales excesivos. Desde el principio, dejó claro que la demolición no siempre es la mejor respuesta: “Podemos salvar estructuras enteras aplicando refuerzos estratégicos, siempre que sepamos dónde actuar y con qué materiales”.
Streicher detalló las técnicas más recientes de refuerzo estructural, con especial énfasis en el uso de materiales compuestos como fibras de carbono, morteros poliméricos y anclajes híbridos. Estas tecnologías permiten mejorar la resistencia y durabilidad de elementos deteriorados sin alterar su geometría, lo que resulta crucial en puentes, túneles, fachadas históricas o instalaciones industriales.
Uno de los elementos más valorados de su intervención fue la incorporación de datos reales de casos en Europa donde se ha reducido en más del 40% el coste de intervención gracias al uso de sistemas Fischer de refuerzo con anclajes activos. También mostró gráficos que relacionan la tasa de fallos estructurales con la ausencia de mantenimiento predictivo, subrayando que muchas estructuras consideradas obsoletas presentan, en realidad, margen de recuperación si se aborda un refuerzo inteligente.
Streicher insistió en la necesidad de vincular cada decisión técnica con datos verificables. “No podemos seguir basando los planes de rehabilitación solo en inspecciones visuales. Necesitamos diagnósticos cuantitativos que nos digan con exactitud cuánta sección resistente se ha perdido, qué tensiones pueden soportar los refuerzos añadidos y cómo evoluciona la estructura tras la intervención”, explicó.
Presentó herramientas digitales desarrolladas por Fischer que permiten simular en entorno BIM la respuesta estructural tras un refuerzo, así como modelos predictivos de comportamiento frente a cargas dinámicas. Estos modelos se alimentan de datos reales recogidos por sensores instalados en obras ejecutadas previamente, generando un ciclo virtuoso de aprendizaje y ajuste.
En su cierre, Moritz Streicher lanzó un mensaje contundente: “Si queremos una construcción más sostenible, el primer paso no es construir mejor, sino evitar destruir. Y para ello, el refuerzo estructural no es una alternativa, es una prioridad técnica y ética”. Una afirmación que resume el espíritu de su intervención: actuar sobre lo construido con inteligencia, rigor y datos.

