Desde el primer taco de nylon hasta el robot autónomo BauBot, Fischer mostró cómo la innovación continua y la inversión en I+D han redefinido su papel en el sector de la construcción
La jornada inaugural de Construction2Future, celebrada en el auditorio de La Pedrera, comenzó con una ponencia que condensó más de seis décadas de transformación industrial en apenas cuarenta minutos. Ronald Mihala, Director General de Investigación y Desarrollo de Fischer, ofreció una intervención clara, pedagógica y llena de contenido estratégico que situó al grupo alemán como uno de los referentes globales en innovación aplicada a la construcción.
Con una narrativa que combinó retrospectiva tecnológica y visión de futuro, Mihala repasó el camino que llevó a Fischer desde la invención del primer taco de plástico en 1958 hasta convertirse en una compañía de soluciones digitales integradas. “Nuestra historia empieza con una idea simple, pero revolucionaria. Desde entonces, hemos evolucionado sin perder nunca la obsesión por la calidad, la funcionalidad y la mejora continua”, explicó ante un público compuesto por más de 200 profesionales del sector.
Uno de los momentos más aclamados de la ponencia fue la presentación de BauBot, un robot autónomo diseñado para realizar perforaciones de alta precisión en obra, sin intervención humana directa. “No se cansa, no comete errores y reduce el riesgo laboral. Es una herramienta de transformación, no solo de automatización”, afirmó Mihala. El robot ya está siendo utilizado en entornos reales y representa uno de los principales exponentes de la apuesta del grupo por la robótica colaborativa.
El ecosistema tecnológico de Fischer incluye también el sistema FISCO (Fischer Intelligent Construction System), una plataforma que combina sensores, análisis de datos en tiempo real y BIM para optimizar los procesos de anclaje y garantizar su trazabilidad. “Con FISCO no solo instalamos, verificamos. No solo construimos, analizamos. La digitalización nos permite ofrecer seguridad certificada y personalizada a cada proyecto”, añadió el directivo.
Fischer ha multiplicado por 20 la media de patentes industriales en Alemania, y mantiene una inversión sostenida en I+D que alcanza el 6% de su facturación anual. Actualmente, cuenta con más de 4.700 empleados y supera los 1.200 millones de euros en ingresos, con presencia activa en más de 120 países.
La ponencia de Mihala no evitó los desafíos. Al contrario: los abordó como parte inherente del proceso innovador. “Sostenibilidad, escasez de talento, digitalización… no son amenazas, son oportunidades para liderar. Nuestro deber es dejar un planeta mejor, y eso empieza por cómo construimos”, concluyó.
Con esta intervención, el grupo Fischer no solo marcó el tono del foro, sino que dejó un mensaje claro: la innovación no es una línea de producto, es una cultura de empresa.
