La Asociación Española del Aluminio y Tratamientos de Superficie (AEA) reunió el 1 de octubre en el Parlamento Europeo a cerca de 60 eurodiputados, asesores y representantes de asociaciones industriales en un desayuno informativo sobre el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM). El encuentro evidenció el consenso entre industria y legisladores: el CBAM es necesario para avanzar hacia los objetivos climáticos de la Unión Europea, pero su diseño actual puede generar graves distorsiones en sectores estratégicos como el del aluminio.
La eurodiputada Susana Solís Pérez (PPE), miembro de la Comisión ENVI, advirtió que “no existe una solución única para todos los sectores. El diseño actual del CBAM no encaja con la realidad del aluminio y hay que reconocer sus especificidades para proteger la competitividad y el empleo”. Su colega Adam Jarubas, presidente de la Comisión SANTE, subrayó la necesidad de seguir implicando a la industria en el proceso legislativo para garantizar una solución viable.
El debate contó también con la participación de expertos y asociaciones europeas. Antoine Chacun, de ODDO-BHF, recordó que “sin aluminio no hay transición verde: ni transporte, ni energías renovables”. Sin embargo, el actual planteamiento del CBAM podría encarecer el metal hasta un 8 %, lo que se traduce en 1.000 millones de euros adicionales al año para la industria usuaria.
Por su parte, Giorgio Di Betta, presidente de CENTROAL-ASSOMET, alertó de que “si el CBAM excluye tramos de la cadena, solo trasladará las emisiones a terceros países, regalando ventaja a productores extracomunitarios”. En la misma línea, Angelika El-Noshokaty, directora general de Aluminium Deutschland, advirtió sobre el riesgo de conflictos comerciales y pérdida de empleo: “En Alemania, el sector emplea a 61.000 personas. Necesitamos reglas claras y homogéneas”.
El contexto español: pérdida de capacidad y riesgo de dependencia
La jornada se produce en un momento delicado para la industria del aluminio en España. El cierre de la planta de Alcoa en San Ciprián ha obligado a importar más de 220.000 toneladas anuales, debilitando la autonomía industrial del país. Además, las sanciones a Rusia y los desvíos comerciales a través de Turquía agravan la presión sobre un sector clave para la transición energética y la economía circular.
Felipe Quintá, presidente de la AEA, insistió en que “el CBAM no frena la entrada de aluminio transformado de origen ruso o iraní a través de Turquía, un daño que ya se está causando a la industria europea y que puede agravarse si no se ajusta el mecanismo”.
Cinco medidas para compatibilizar sostenibilidad y competitividad
La AEA recordó que el sector español representa casi el 10 % del aluminio transformado en Europa y emplea directamente a más de 17.000 profesionales cualificados. Si bien comparte plenamente los objetivos climáticos de la UE, considera imprescindible una revisión urgente del CBAM y plantea cinco medidas inmediatas:
- Evaluación de impacto previa a su aplicación definitiva.
- Exención temporal del aluminio mientras se realiza dicho análisis.
- Reconocimiento de la trazabilidad y del contenido reciclado como factores diferenciadores.
- Revisión de umbrales y valores por defecto, adaptados a industrias intensivas en importaciones.
- Construcción de una posición firme y coherente a nivel país, que defienda un sector estratégico para la autonomía europea.
Un espacio de diálogo abierto
El encuentro en Bruselas concluyó con un turno de preguntas y un café informal que facilitó el diálogo entre representantes políticos y empresariales. Para la AEA, este foro ha abierto un espacio de colaboración que debe permitir compatibilizar la neutralidad climática con la viabilidad económica de la industria.
“El aluminio es indispensable para la transición energética. No nos oponemos al CBAM ni a sus objetivos, pero pedimos una aplicación adaptada a la realidad de nuestro sector”, subrayó Quintá.


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