Un recurso clave en entornos de alta siniestralidad
En un sector como el de la construcción, caracterizado por obras temporales, subcontratación en cadena y alta siniestralidad, las tarjetas de identificación laboral surgen como una herramienta con gran potencial para reforzar la transparencia, combatir el trabajo no declarado y, de forma indirecta, mejorar las condiciones de seguridad y salud laboral (SSL).
Un reciente estudio de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA) analiza distintas experiencias europeas en la implementación de estos sistemas. En al menos 16 países europeos se han desarrollado esquemas de tarjetas laborales, con propósitos diversos: desde el control del fraude hasta la documentación de competencias o el acceso a obra.
Más allá del control: una oportunidad para la prevención
Aunque la finalidad principal de estas tarjetas ha sido tradicionalmente administrativa y fiscal, algunos modelos —como el noruego (HMS-kort) o el español (TPC)— también integran elementos relacionados con la formación en prevención de riesgos laborales, cualificaciones profesionales o control de acceso a zonas peligrosas. La posibilidad de vincular cada tarjeta con registros digitales sobre certificaciones OSH, horas trabajadas o historial formativo abre una vía para su utilización como herramienta preventiva.
En Noruega, por ejemplo, los inspectores laborales no atribuyen una mejora directa en la seguridad a las tarjetas, pero sí valoran su impacto indirecto al facilitar la identificación de empleadores y empleados, agilizar las inspecciones y fomentar prácticas empresariales más ordenadas.
El caso español: formación y profesionalización del sector
En España, la Tarjeta Profesional de la Construcción (TPC) fue introducida en 2007 como un sistema voluntario, respaldado por un acuerdo colectivo de ámbito estatal y con base normativa. A diferencia de otros modelos centrados en la fiscalización, el esquema español se orientó hacia la profesionalización del sector.
La TPC acredita la formación preventiva y la experiencia laboral de los trabajadores de la construcción. Según el informe de la EU-OSHA, entre 2003 y 2013 el número de accidentes laborales en el sector descendió un 66 %, una mejora que se atribuye en parte a la introducción de la tarjeta. Sin embargo, la tasa de incidencia de accidentes laborales en España sigue por encima de la media europea (Eurostat, 2024), lo que sugiere que su eficacia debe complementarse con otras medidas de control e inspección.
Transparencia, trazabilidad y digitalización
El informe destaca que una de las mayores virtudes de estas tarjetas es su capacidad para clarificar las relaciones laborales en obra. Al incorporar información como el empleador, el tipo de contrato o la formación recibida, las tarjetas facilitan las inspecciones y reducen tiempos de verificación. Además, permiten limitar el acceso a maquinaria o zonas de riesgo solo a personal autorizado.
Con la digitalización del sector, muchos sistemas están migrando a formatos app o tarjetas con códigos QR, con integración en bases de datos en tiempo real. En casos como el del Ayuntamiento de Copenhague, estas tarjetas se vinculan a sistemas de inteligencia empresarial para detectar riesgos de incumplimiento de cláusulas sociales en la contratación pública.
Obstáculos y retos por superar
Pese a su potencial, la implementación enfrenta varios desafíos: diversidad normativa, costes para pymes, falta de interoperabilidad, desconocimiento sobre protección de datos y cierta resistencia por parte de autónomos y microempresas.
A pesar de que algunos estudios vinculan estas tarjetas a reducciones en la siniestralidad, como en el caso español, los autores del estudio advierten que no se puede establecer una relación causal directa. Las mejoras en SSL suelen deberse a una combinación de factores estructurales, formativos y regulatorios.
¿Hacia una tarjeta laboral europea?
Ante la creciente movilidad laboral en la UE, sindicatos y asociaciones patronales proponen una Tarjeta Personal de Trabajo Europea, integrada con sistemas como el ESSPASS o la Tarjeta Sanitaria Europea. El objetivo: mejorar el reconocimiento de cualificaciones y la trazabilidad de derechos laborales en un entorno digital, sin reemplazar los modelos nacionales ya existentes.
La tarjeta laboral: del control al compromiso con la Seguridad
El estudio de la EU-OSHA concluye que, aunque su impacto directo en SSL aún es limitado, las tarjetas de identificación laboral tienen un papel creciente como herramientas complementarias de prevención. Su extensión a sectores como limpieza o automoción —como ya ocurre en Noruega— refuerza su viabilidad futura.
Su éxito dependerá, en última instancia, de la voluntad política, la inversión tecnológica y la colaboración entre agentes sociales. Porque, como recuerda la EU-OSHA, la seguridad en el trabajo no es solo una cuestión técnica: es una responsabilidad compartida.