La seguridad frente al fuego en la edificación ha dejado de ser un asunto exclusivamente técnico para convertirse en una preocupación ciudadana de primer orden. Así lo demuestra el estudio sociológico “Percepción ciudadana sobre el riesgo de incendios en las fachadas de los edificios”, elaborado por NC Report para el Observatorio de Nuevos Riesgos de Incendio (OBS), cuyos resultados subrayan un consenso social amplio: la población quiere fachadas más seguras, productos no combustibles y una normativa más exigente para reducir el riesgo de propagación del fuego en caso de incendio .
Una preocupación transversal: el 91% teme la presencia de productos combustibles en su edificio
El informe revela que nueve de cada diez españoles (91%) se declaran preocupados por la posibilidad de que su vivienda incorpore materiales combustibles en la fachada. La inquietud social es homogénea en el territorio y se vincula a una percepción clara: la seguridad es un valor irrenunciable que forma parte de la idea contemporánea de edificio sostenible.
Esa sensibilidad se expresa también en la rehabilitación: el 92,8% considera “importante o muy importante” la seguridad frente al fuego cuando se aborda una mejora de fachada. Para más de la mitad de la población (52,5%), la rehabilitación debe buscar un equilibrio entre eficiencia energética, ahorro económico y protección frente a incendios, sin renunciar a ninguna de estas dimensiones.
Además, el 47,5% cree que su vivienda podría perder valor si se emplean materiales combustibles en la rehabilitación, un dato que refuerza la vinculación entre seguridad constructiva y patrimonio.
Consenso para reformar el CTE
El estudio confirma que existe una clara demanda social de actualización normativa: el 86% de los encuestados reclama prohibir el uso de productos combustibles en edificios de gran altura o de uso sensible, como hospitales, escuelas o residencias de mayores. Solo un 5,4% considera suficiente la regulación actual.
Este apoyo es especialmente notable en Cataluña, Castilla y León y el País Vasco, donde ronda el 90%. El Observatorio de Nuevos Riesgos de Incendio defiende que esta preocupación ciudadana avala la necesidad de revisar el Código Técnico de la Edificación (CTE) y el Documento Básico de Seguridad en caso de Incendio (DB-SI), alineándolo con los estándares europeos más estrictos.
Un reto informativo: se desconoce qué materiales construyen las fachadas
A pesar del elevado nivel de preocupación, el estudio pone de manifiesto un déficit generalizado de información. El 62,3% de los ciudadanos no sabe qué productos se emplean en la fachada de su vivienda, y el 60% desconoce cómo influye la combustibilidad en la propagación del fuego. Ninguna comunidad autónoma supera el 50% de conocimiento, aunque Galicia, Comunidad Valenciana y Cataluña muestran una ligera ventaja en comprensión técnica.
Este desconocimiento ha llevado al OBS a elaborar la primera “Guía de soluciones constructivas combustibles – no combustibles”, un documento visual orientado a propietarios, comunidades y profesionales. Su objetivo es identificar, de forma sencilla, qué sistemas de fachada conllevan mayor riesgo y qué soluciones permiten rehabilitar con criterios de seguridad y eficiencia.
Una mesa de debate para mirar hacia el futuro regulatorio
La presentación del estudio incluyó una mesa redonda con representantes de COGITI, Fundación Fuego, la Asociación de Consorcios y Servicios de Bomberos de España y AFELMA. Los participantes coincidieron en varios puntos clave:
- La seguridad debe situarse al mismo nivel que la eficiencia energética, especialmente en un contexto de rehabilitación masiva del parque edificado.
- La revisión del CTE no puede posponerse, y debe abordar específicamente el uso de productos combustibles en fachadas.
- La ciudadanía necesita información clara y accesible, para comprender cómo se comportan sus edificios y qué decisiones pueden evitar riesgos futuros.
- La autoprotección es esencial, y requiere conocimiento básico de los materiales y de la configuración de cada inmueble.
Como destacó José Antonio Galdón (COGITI), los datos del estudio muestran que el riesgo percibido por la sociedad afecta tanto a la seguridad como al valor económico de los inmuebles. Para Ricardo Jiménez Paz, del Cuerpo de Bomberos de Madrid, la prevención debe empezar por conocer el edificio que habitamos. Desde AFELMA, Mónica Herranz Méndez insistió en que la normativa debe avanzar con la misma ambición que tuvo la eficiencia energética: “ya no es necesario elegir entre seguridad y sostenibilidad; ambas deben ser compatibles”.
Seguridad, sostenibilidad y responsabilidad compartida
El estudio confirma una tendencia emergente: la seguridad frente al fuego se ha integrado definitivamente en el concepto de rehabilitación responsable. La ciudadanía demanda soluciones no combustibles, mayor transparencia en los materiales y un Código Técnico que elimine ambigüedades en un tema crucial para la protección de las personas.
El Observatorio de Nuevos Riesgos de Incendio —que cuenta con 21 entidades adheridas a su manifiesto por un cambio regulatorio— seguirá impulsando esta línea de trabajo, poniendo la seguridad como eje estructural de la edificación sostenible en España.


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