Pedro Fernández Alén presidente de la Confederación Nacional de la Construcción CNC y de la Fundación Laboral de la Construcción FLC, aboga por un modelo de construcción moderno, inclusivo y competitivo. Frente a retos estructurales como el envejecimiento de la plantilla o la falta de mano de obra, plantea soluciones con datos y hechos: formación modular, apertura a la inmigración, industrialización y apoyo a las pymes.
CNC representa a más de 80 organizaciones del sector de la edificación e infraestructuras en España, englobando desde grandes compañías a pymes y autónomos. Su labor es clave para coordinar, representar y fortalecer la voz de un sector estratégico para la economía española. Pedro Fernández Alén, su presidente, analiza en esta entrevista con Construnews los principales indicadores del sector, los retos estructurales que enfrenta y las claves para garantizar un desarrollo sostenible, innovador y socialmente inclusivo. Su apuesta es firme: formar, industrializar, digitalizar y hacer del sector de la construcción una palanca real de transformación.
¿Cómo describiría la situación actual del sector de la construcción en España? Podemos decir que el sector se encuentra en uno de los momentos más sólidos de la última década. En lo que respecta a obra pública, los datos son más que alentadores: hasta abril de 2025 se han licitado contratos por valor de 10.830 millones de euros. Esto representa un crecimiento interanual del 25,3%, una cifra muy significativa que refleja el impulso del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Lo importante aquí es que ese crecimiento ha permeado todas las administraciones, desde la central hasta los ayuntamientos. Es decir, hay inversión, dinamismo y una voluntad clara de modernizar infraestructuras.
¿Y cómo se está comportando el segmento de la vivienda? El crecimiento también es patente en este ámbito. En el primer trimestre, se tramitaron 43.000 visados de obra, un 17% más que el año anterior. Dentro de ellos, 36.102 correspondieron a viviendas de nueva planta, con un aumento del 19,4%. Esto significa que no solo se construye más, sino que se apuesta por vivienda nueva, probablemente más eficiente y adaptada a las nuevas normativas. Pese al contexto económico complejo, con inflación y tipos de interés altos, el sector ha sabido mantenerse resiliente.
¿Qué dicen los datos de afiliación sobre la salud del sector? El dato de afiliación es una de las métricas más claras de la salud laboral del sector. En mayo de este año alcanzamos 1.453.998 afiliados a la Seguridad Social, lo que supone un crecimiento del 0,6% mensual y del 2,6% respecto al año anterior. Son más de 36.000 nuevos empleos creados. Esto evidencia que la construcción sigue siendo un motor de empleo, y lo más importante, que genera empleo de calidad y con futuro.
La Fundación Laboral de la Construcción formó en 2024 a más de 110.000 personas, superando a muchas universidades en volumen.
¿Qué retos principales afrontan en relación al empleo y la formación? Nos enfrentamos a una triple problemática: falta de mano de obra, envejecimiento de la plantilla y escaso relevo generacional. Actualmente, el 22% de nuestros trabajadores tiene más de 55 años. Aunque estamos incorporando jóvenes –el número de menores de 30 años creció un 21,2% en el último año–, necesitamos acelerar este recambio. Desde la Fundación Laboral de la Construcción hemos formado a más de 110.000 personas en 2024, superando incluso a algunas universidades en volumen. Pero no basta: hemos diseñado un sistema modular pionero, con grados largos (D), medios (C), cortos (B) y microformaciones (A), para ofrecer formación flexible, accesible y continua. Esta estructura permite que cualquier persona, incluso en situación irregular, pueda iniciarse, regularizarse e integrarse laboralmente en el sector.
¿Cómo están abordando la inclusión de trabajadores extranjeros? Solo el 20% de los trabajadores del sector son extranjeros, cuando su potencial es muchísimo mayor. Estamos trabajando en itinerarios formativos adaptados para que personas en situación administrativa irregular puedan formarse, obtener una acreditación y pasar a formar parte del sistema laboral formal. Regularizar a estos trabajadores es una necesidad, tanto ética como económica. Además, estos programas nos permiten mejorar la productividad, reducir la economía sumergida y ofrecer salidas laborales a colectivos vulnerables.
¿La inflación de materiales sigue siendo un lastre para el sector? Lo es. El coste de los materiales de construcción ha aumentado un 32% desde 2019. Aunque ahora se ha moderado tras el impacto del COVID y la guerra de Ucrania, seguimos con precios muy por encima de los niveles prepandemia. Por eso pedimos urgentemente mecanismos de revisión de precios en los contratos públicos. Las obras no pueden ejecutarse con los precios de hace cinco años. Si no se ajustan, se paralizan proyectos, se tensionan las cuentas de las empresas y, en última instancia, se deterioran las condiciones laborales. Necesitamos seguridad jurídica, planificación y contratos viables.
¿Cuál es el nivel actual de industrialización del sector? Muy bajo todavía. La industrialización mejora la calidad, reduce los plazos, disminuye la siniestralidad y profesionaliza el sector. Pero para escalarla necesitamos demanda estable, inversión, estandarización de componentes y reformas normativas, desde la Ley del Suelo hasta beneficios fiscales para el transporte y montaje de elementos industrializados. Estamos empujando junto al Gobierno para que estas condiciones se den. Queremos que la construcción se parezca más a una industria avanzada y menos a una actividad artesanal.
El 22% de los trabajadores del sector tiene más de 55 años, mientras que solo el 21,2% son menores de 30, evidenciando un grave desequilibrio generacional.
¿Qué papel juega la sostenibilidad en todo esto? Es fundamental. Europa nos exige descarbonizar el parque edificado, y no solo en obra nueva, sino especialmente en rehabilitación. Tenemos una ciudadanía cada vez más concienciada que valora el confort, la eficiencia y la calidad del aire interior. Y una industria de materiales muy potente, innovadora y lista para liderar este cambio. Pero tenemos que acompañar a las pymes con formación, ayudas e incentivos para que la sostenibilidad no sea un lujo, sino una norma. Es una transformación que debe ser colectiva y justa.
¿En qué punto se encuentra la digitalización del sector? El cambio es profundo, pero desigual. En las grandes obras BIM y otras tecnologías están ya implantadas. El reto está en las pequeñas y medianas empresas, especialmente las dedicadas a rehabilitación. La digitalización no sirve si no abarca a toda la cadena: desde el arquitecto hasta el último subcontratista. Es necesario un esfuerzo conjunto para democratizar el acceso a herramientas digitales, con programas formativos específicos y apoyos para la adquisición de software y hardware.
¿Cuáles son las principales prioridades de la CNC para los próximos años? Nuestra prioridad es acompañar al sector en su transformación. No somos un obstáculo, somos un aliado. Apostamos por una construcción moderna, segura, profesionalizada, sostenible y digital. Queremos unir a grandes empresas, pymes, autónomos, fabricantes y administración en torno a una hoja de ruta común. La CNC es un transatlántico con más de 80 organizaciones a bordo, y nuestra misión es llevar ese barco a buen puerto. Eso exige diálogo, visión y liderazgo.