Sus reflexiones, centradas en la necesidad de contención, sostenibilidad y visión compartida, cobran hoy más sentido que nunca, cuando la temporada estival toca a su fin y el debate sobre el futuro insular vuelve a abrirse.
En Ibiza se construye cada verano, pero no siempre se piensa. La intensidad estacional, la presión inmobiliaria, el atractivo turístico y el aumento de costes energéticos han empujado a la isla a un punto de inflexión urbanístico. Por eso, recuperar las reflexiones de quienes lideran el debate desde el conocimiento técnico y profesional se vuelve ahora esencial.
El pasado 4 de julio de 2024, en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de las Islas Baleares (COAIB) en Dalt Vila, se celebró una jornada bajo el título “Reinventing The Building. Evolución de la construcción y la arquitectura en Ibiza y Formentera”. El acto, organizado por Cosentino City Mallorca, Only Media News y el programa “Perspectiva” de Catalunya Ràdio, reunió a tres mujeres que son referencia en el sector: Carmen Navas-Parejo, presidenta de la demarcación del COAIB; Consuelo Antúnez, vicepresidenta de la Associació de Constructors de Balears y presidenta en Ibiza; y Marifé Payer, presidenta del COAATEEEF.
Moderadas por Xavier Jiménez Sama, director de Construnews.com, las tres protagonizaron un debate fluido, riguroso y profundamente conectado con la realidad insular. Una conversación coral que merece ser revisitida, especialmente ahora que se apagan las luces del verano.
Tres voces, una misma urgencia
Carmen Navas abrió la jornada contextualizando el crecimiento arquitectónico de la isla desde la autoconstrucción tradicional, basada en piedra y técnicas vernáculas, hasta el boom inmobiliario de los 70 y 80. Advirtió que “hemos pasado de construir con lo mínimo a hacerlo con exceso”, y reivindicó recuperar el equilibrio entre tradición y contemporaneidad. “El entorno insular es frágil, y nuestra responsabilidad como proyectistas es doble: respetarlo y anticipar su futuro”, afirmó.
Consuelo Antúnez, en representación del sector constructor, aportó datos sobre el declive del interés por los oficios técnicos entre los jóvenes, los problemas de relevo generacional, la fuga estacional de trabajadores hacia la hostelería y los desafíos de implementar medidas sostenibles en un contexto marcado por los sobrecostes. “No hay planificación a medio plazo, solo urgencia. Y esa urgencia se traduce en precariedad, incluso para las empresas más consolidadas”, subrayó.
Por su parte, Marifé Payer describió la inestabilidad administrativa y normativa, que hace que algunos proyectos tarden hasta cinco años en recibir licencias. “Las reglas cambian cada poco, y la inseguridad jurídica es un obstáculo para todos”, advirtió. También denunció que el exceso de normativa urbanística, en vez de ordenar, muchas veces paraliza. “Tenemos una isla paralizada y una juventud desmotivada”, remató.
Construcción insular: sostenibilidad o colapso
Uno de los momentos más citados del debate fue la propuesta común de “construir con contención y sensatez”, recuperando materiales de proximidad, mejorando la eficiencia energética y apostando por proyectos más modestos y útiles.
Las tres coincidieron en señalar que la tecnología no es una panacea si no se aplica con criterio, y que el desarrollo sostenible no es un eslogan sino una responsabilidad ética y social. Se propuso, incluso, elaborar una “carta de buenas prácticas” desde las instituciones colegiales para guiar el rumbo del sector en las islas.
El diálogo también se enmarcó dentro del ciclo de debates #ReinventingTheBuilding, una serie de encuentros impulsados por Cosentino para fomentar el pensamiento crítico en torno a la arquitectura y el urbanismo del futuro.
Una estacionalidad que lo condiciona todo
La jornada tuvo un cierre vibrante, con preguntas del público y reflexiones cruzadas entre los asistentes. Pero quizá la mayor enseñanza fue entender que la arquitectura en Ibiza no puede desvincularse de su contexto social y económico.
En este sentido, cobra especial relevancia el pódcast emitido por Catalunya Ràdio, en el que se explica cómo muchos operarios abandonan las obras durante el verano para trabajar en hoteles y restaurantes, atraídos por sueldos más altos o condiciones más flexibles. Esta migración laboral estacional, que parecía anecdótica, se está convirtiendo en estructural, con consecuencias directas en los plazos y en la calidad de las edificaciones.
Como reconoció una de las ponentes: “Si seguimos edificando sin personas, sin tiempo y sin planificación, lo que construimos no es ciudad, es desgaste”.
Pensar más allá del ladrillo
A medida que la temporada llega a su fin, las palabras pronunciadas hace un año adquieren nueva dimensión. Ibiza no necesita más metros cuadrados, necesita más pensamiento por metro cuadrado. Esa fue la propuesta —explícita o implícita— de este encuentro.
Una propuesta que hoy más que nunca debe ser retomada por administraciones, promotores, técnicos y ciudadanía. Porque el modelo constructivo de la isla no solo es insostenible en términos medioambientales, sino que amenaza con colapsar también desde el punto de vista humano y profesional.