La industria de la construcción arrastra desde hace décadas problemas estructurales que lastran su rendimiento. Uno de los más destacados es la baja productividad: mientras la manufactura ha mejorado un 3,6% en los últimos 20 años, la construcción apenas un 1%, según McKinsey. A ello se suman los ya crónicos retrasos y sobrecostes, con la mayoría de los proyectos excediendo plazos o presupuestos, generando pérdidas económicas y erosionando la confianza de los clientes.
Otro gran desafío es la escasa digitalización. La construcción ha sido históricamente uno de los sectores menos digitalizados, con muchas empresas gestionando sus proyectos aun de forma manual, lo que dificulta la coordinación y el aprovechamiento de datos en tiempo real. Además, persiste una preocupante escasez de mano de obra cualificada: mientras la actual fuerza laboral envejece, cuesta atraer nuevo talento. En 2023, el sector fue uno de los que más vacantes sin cubrir registró en Europa, ralentizando incluso la ejecución de algunas obras.
La irrupción de la IA en el sector AEC
Frente a estos retos, la arquitectura, ingeniería y construcción (AEC) está apostando cada vez más por la innovación digital, siendo la inteligencia artificial (IA) una de las tecnologías más prometedoras. Y no es para menos: aunque la construcción ha sido tradicionalmente lenta en adoptar tecnología, la presión de la demanda, la falta de personal y la necesidad de mayor eficiencia están acelerando su digitalización.
La IA se perfila como una herramienta clave para aumentar la eficiencia y reducir riesgos. Permite automatizar análisis complejos, detectar patrones invisibles al ojo humano y anticiparse a posibles problemas. En el sector AEC, esto se traduce en alertas tempranas, estimaciones más precisas y simulaciones que mejoran la toma de decisiones. La automatización inteligente ya está demostrando su valor, impulsando la productividad y reduciendo imprevistos. Lejos de reemplazar a los profesionales, la IA actúa como un asistente avanzado que potencia sus capacidades: ayuda a planificar y ejecutar con mayor precisión, optimizando costes, plazos y seguridad.
Aplicaciones actuales de IA: del diseño a la obra
La IA ya se está utilizando en distintas fases del ciclo de vida de un proyecto de construcción. Algunos ejemplos destacados:
- Planificación de proyectos: soluciones como ALICE Technologies o nPlan crean cronogramas óptimos y anticipan retrasos tras analizar miles de proyectos previos. Así, los planificadores pueden prever cuellos de botella y diseñar una secuencia de obra más eficiente.
- Gestión de contratos: Document Crunch analiza contratos de obra automáticamente, identificando cláusulas de riesgo o vacíos legales. Esto agiliza la revisión contractual y reduce los conflictos durante la ejecución. Puedes consultar el Case Study que publicamos el otro día en Construnews.
- Mantenimiento predictivo: Caterpillar utiliza sensores e IA en su maquinaria para anticipar fallos antes de que se produzcan, reduciendo paradas imprevistas y alargando la vida útil de los equipos.
- Monitorización de obras: sistemas como Buildots emplean cámaras e IA para comparar el avance real de una obra con el plan previsto, detectando desviaciones en tiempo real y evitando que pequeños retrasos se conviertan en grandes problemas.
- Seguridad en obra: soluciones como Smartvid.io analizan imágenes y vídeos del sitio para detectar situaciones de riesgo, como la ausencia de equipos de protección. Al alertar a tiempo, permiten prevenir accidentes antes de que ocurran.
Estas innovaciones demuestran que la transformación del sector ya está en marcha. La IA, junto con otras tecnologías, ha dejado de ser una promesa para integrarse en la operativa diaria, permitiendo obras más eficientes, seguras y sostenibles. Pero para que esta transición sea real, el sector debe comprometerse: invertir en nuevas herramientas, formar a los profesionales y fomentar la colaboración entre empresas tradicionales y startups ConTech.
Desde el Barcelona ConTech Hub subrayamos la importancia de incorporar tecnología en el ecosistema. La competitividad futura pasa por adoptar soluciones como la IA para resolver los retos históricos de productividad, retrasos y seguridad. La construcción será más analítica y menos intuitiva: quienes sepan adaptarse a este nuevo paradigma liderarán el próximo gran salto del sector.