En un momento marcado por la transformación de las cadenas logísticas y el auge del comercio electrónico, la conversión del suelo rústico en terrenos urbanizables está adquiriendo un papel estratégico para el desarrollo económico de numerosas regiones españolas.
La creación de nuevos polos logísticos en comunidades como Castilla y León, Aragón o Extremadura está permitiendo descongestionar las grandes ciudades y fomentar la implantación de operadores logísticos en zonas con potencial de crecimiento. Esta dinámica no solo atrae inversión, sino que también genera empleo y contribuye a la repoblación de municipios en riesgo de despoblación.
Uno de los ejemplos más representativos es el proyecto en marcha en el municipio de Seseña, donde se está desarrollando la transformación de una parcela de dos millones y medio de metros cuadrados para la creación de un gran parque logístico. Este tipo de iniciativas, cada vez más frecuentes, apuntan a una nueva etapa en la descentralización industrial del país. Sin embargo, el proceso de convertir suelo rústico en industrial o urbanizable no está exento de retos. Las normativas autonómicas, la complejidad de los trámites administrativos y la necesidad de cumplir con requisitos técnicos como la integración paisajística, el acceso a vías públicas o la disponibilidad de suministros básicos, ralentizan los tiempos y generan incertidumbre para los inversores.
Frente a esta realidad, expertos del sector coinciden en la necesidad de simplificar los procedimientos, establecer criterios regulatorios homogéneos y fomentar políticas públicas que incentiven el desarrollo fuera de los entornos metropolitanos. La colaboración entre administraciones y empresas será clave para avanzar en este camino.
Según David Martínez, CEO de Proequity, Empresa especializada en la identificación y gestión de suelos viables afirma que «La transformación del suelo rústico en industrial y logístico es una palanca esencial para revitalizar las economías locales y generar empleo en regiones con alto potencial de desarrollo.»
El crecimiento del sector inmologístico en España vendrá condicionado por la digitalización, la sostenibilidad y la necesidad de mejorar la eficiencia en la distribución. Consolidar un entorno normativo flexible, adaptado a los nuevos usos del suelo y alineado con las exigencias ambientales, permitirá a España posicionarse como un hub logístico competitivo a escala europea. En este escenario, la urbanización del suelo rústico se presenta no solo como una oportunidad económica, sino también como una vía para equilibrar el territorio, dinamizar las economías locales y avanzar hacia un modelo de desarrollo más inclusivo y eficiente.