La normativa europea obliga a fabricantes y distribuidores a preparar sus catálogos técnicos para un modelo digital estandarizado que recogerá información ambiental, de uso, desmontaje y reciclaje. La implementación comenzará en 2026 y será obligatoria por categorías desde 2027.
La cuenta atrás ha comenzado. El nuevo Reglamento (UE) 2024/3110 sobre productos de construcción, aprobado en noviembre de 2024, introduce como una de sus principales novedades la implantación del Pasaporte Digital de Producto (DPP), un registro digital que acompañará a cada producto o categoría de producto con datos técnicos, ambientales y de trazabilidad. El objetivo: avanzar hacia un modelo más transparente, sostenible y digitalizado en toda la cadena de valor.
A partir de 2026 se iniciará la fase de preparación, y desde 2027 será obligatorio para determinadas familias de productos que se definirán en actos delegados de la Comisión Europea. Entre los candidatos prioritarios están los materiales con mayor huella ambiental o volumen de uso: cementos, aislamientos, revestimientos, carpinterías o productos prefabricados.
El DPP contendrá, entre otros:
- Composición del producto y ubicación de fabricación.
- Declaraciones ambientales (como EPD o equivalentes).
- Indicaciones de mantenimiento, desmontaje, reutilización y reciclado.
- Información técnica y de seguridad.
- Enlace a documentación complementaria en formato digital.
El formato será interoperable con plataformas BIM, bibliotecas digitales y sistemas de prescripción, lo que exigirá adaptaciones por parte de fabricantes, distribuidores, técnicos y plataformas de datos. El DPP se integrará mediante códigos QR, identificadores digitales únicos o enlaces embebidos, y podrá ser consultado por promotores, prescriptores, autoridades o usuarios finales.
En España, entidades como UNE, ANDECE, ASEFAVE o AIMPLAS ya están ofreciendo guías y asesoramiento sobre cómo prepararse para este nuevo marco. La digitalización documental, la calidad del dato y la trazabilidad serán factores clave para asegurar el acceso al mercado único europeo.
El DPP no será solo un requisito normativo, sino una herramienta estratégica para reforzar la competitividad de las empresas, mejorar la circularidad de los productos y facilitar una arquitectura más consciente, responsable y conectada con su entorno.
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