Estudio de caso redactado por el Barcelona ConTech Hub
La industria de la construcción es una de las más complejas del mundo. Coordinación de equipos enormes, cronogramas ajustados, presupuestos millonarios y normativas cambiantes son solo algunos de los factores que hacen que cada proyecto sea un desafío. Pero hay un elemento que, a menudo, se pasa por alto y que es fuente constante de problemas: la gestión de contratos.
Un contrato de construcción puede tener cientos de páginas, con condiciones legales, técnicas, administrativas y financieras que, si no se comprenden a la perfección, pueden suponer un riesgo importante. La mayoría de los equipos de obras no son especialistas legales y, en consecuencia, interpretan estos documentos de forma limitada. Esto conlleva errores, incumplimientos, disputas y, en última instancia, pérdidas económicas.
En este contexto nace Document Crunch, una startup estadounidense que ha encontrado una oportunidad de oro en el dolor que causa esta situación. ¿Y si una herramienta basada en IA pudiera interpretar los contratos por nosotros? ¿Y si los profesionales de obra pudieran consultar dudas contractuales como si hablaran con un abogado experto, sin abandonar su aplicación de gestión de proyectos? La respuesta a estas preguntas es el núcleo de esta historia.
Document Crunch fue fundada en 2019 por tres socios con perfiles muy complementarios: Josh Levy y Adam Handfinger, ambos abogados especializados en derecho de la construcción, y Adam Nadler, empresario con experiencia en la creación de startups.
La chispa que encendió la idea fue la experiencia de Levy como asesor legal interno en una gran constructora. Día tras día, recibía llamadas de jefes de obra, gerentes de proyecto y otros profesionales de campo que necesitaban entender partes específicas del contrato. Todos ellos lidiaban con los mismos problemas: documentos extensos, cláusulas ambiguas y poca formación jurídica.
Junto con sus cofundadores, Levy se propuso una misión clara: empoderar a todos los actores de un proyecto para que comprendan sus contratos. Querían hacer accesible lo que hasta ahora era exclusivo de abogados. El objetivo era ambicioso, pero también muy necesario.
Desde el principio, el equipo apostó por crear una herramienta tecnológica pensada por y para la construcción. Nada de adaptar soluciones legales genéricas. Document Crunch debía entender el lenguaje y las dinámicas propias del sector AEC.
Para comprender la magnitud del problema que Document Crunch intenta resolver, es importante tener en cuenta algunos datos clave. Se estima que, solo en Estados Unidos, contratistas y subcontratistas pierden más de 11.000 millones de dólares al año en ganancias debido a riesgos mal gestionados en contratos.
Los contratos de construcción incluyen cláusulas sobre plazos, penalizaciones, condiciones de pago, seguros, licencias, garantías, y un sinfín de detalles más. Si estos aspectos no se entienden bien, pueden derivar en conflictos legales, retrasos o incluso en la pérdida del proyecto.
Tradicionalmente, los equipos intentan lidiar con este problema de forma manual. Algunos crean listas de verificación en papel. Otros anotan los puntos importantes en Excel. En el mejor de los casos, cuentan con un abogado que puede asesorarles. Pero esto implica tiempos de espera y falta de agilidad en un entorno donde cada hora cuenta.
El resultado es un círculo vicioso: como son difíciles de entender, los equipos no los revisan a fondo. Y como no los revisan, surgen errores. Document Crunch propuso romper este ciclo con una solución radicalmente distinta: una plataforma basada en inteligencia artificial que analiza contratos de construcción y los traduce en información comprensible, útil e interactiva para cualquier miembro del equipo.
La herramienta permite subir documentos (contratos, subcontratos, pliegos, manuales, etc.) y, en cuestión de segundos, identifica las cláusulas de mayor riesgo, resalta obligaciones clave y ofrece explicaciones en lenguaje natural. Además, genera listas de verificación automáticas y permite consultar el documento mediante un chat conversacional. Es decir, el usuario puede preguntar: “¿cuál es el plazo para enviar una orden de cambio?”, y el sistema responde citando el párrafo exacto del contrato.
Para lograr esto, la empresa combina tecnologías como modelos de lenguaje (LLM), machine learning especializado en construcción y arquitectura RAG (Retrieval-Augmented Generation). El resultado es una IA que no solo entiende el lenguaje legal, sino que lo contextualiza dentro de la realidad constructiva.
Otra ventaja clave es su integración con plataformas existentes, como Procore, permitiendo que los equipos consulten su contrato directamente desde su entorno de trabajo habitual, sin necesidad de cambiar de aplicación. Directivos de empresas como Commodore Builders o Silicon Valley Mechanical han expresado también su satisfacción. Coinciden en que la herramienta ha cambiado la forma en que sus equipos interactúan con los contratos. De ser una obligación tediosa, el contrato pasa a ser una guía útil y accesible.
La adopción también la impulsó el boca a boca. Muchas empresas comienzan probando la plataforma en un solo proyecto piloto y, tras comprobar los resultados, la extienden a toda su operación. Este efecto viral se ha traducido en un crecimiento sostenido y en la incorporación de clientes cada vez más grandes. Uno de los aspectos más interesantes del caso es la rapidez con la que ha generado una comunidad de usuarios entusiastas. La empresa se refiere a sus clientes como “Crunchers”, y fomenta una cultura de colaboración donde las sugerencias del usuario alimentan la evolución del producto.
Desde su fundación, Document Crunch ha logrado atraer importantes rondas de inversión. En 2023 cerraron una Serie A de 9 millones de dólares y, en 2024, una Serie B de 21,5 millones, con participación de fondos especializados y grandes corporaciones, algo crucial en el sector ConTech. Este respaldo ha permitido a la empresa ampliar su equipo, mejorar su producto y acelerar su crecimiento.
Document Crunch es un ejemplo brillante de cómo una startup puede transformar una parte crítica pero olvidada de una industria. Su historia nos recuerda que la verdadera innovación no siempre está en lo más visible. A veces está en resolver esos problemas silenciosos que todos aceptan como “parte del trabajo”.
Para el ecosistema ConTech, marca una ruta clara: la transformación del sector vendrá de herramientas que realmente faciliten la vida diaria, reduzcan el riesgo y promuevan una mejor eficiencia. Herramientas que, como esta, entiendan a fondo la realidad de la construcción y la mejoren desde dentro.