España, con la red de alta velocidad más extensa de Europa, se sitúa en el centro de esta ambición europea, pero deberá acelerar inversiones, superar cuellos de botella fronterizos y adaptar infraestructuras para responder al reto.
La Comisión Europea ha presentado un plan de acción para desarrollar una red ferroviaria de alta y muy alta velocidad que conecte las capitales europeas antes de 2040, con metas específicas como reducir el trayecto entre la península ibérica y el resto de Europa.
Para España, dos ejes aparecen como clave: por un lado, la conexión entre Madrid y Lisboa —prevista en el plan para 2030‑2034— y por otro, las conexiones con Francia —en particular por el Corredor Atlántico que incluye España y Francia— que, según la Comisión, podrían dilatarse hasta 2042 si no se liberan los cuellos de botella.
Desde una perspectiva de construcción e ingeniería esto supone:
- Nuevas líneas de muy alta velocidad (superiores a 250 km/h) en tramos transfronterizos.
- Adaptación de los trazados existentes en España para compatibilidad con estándares europeos de vía, electrificación, señalización y ancho internacional.
- Grandes inversiones en obra civil, túneles, viaductos y estaciones de interconexión para superar barreras geográficas (Pirineos) y administrativas.
- Liberalización operativa del servicio ferroviario, con billetes transfronterizos integrados y nuevos operadores que demandarán infraestructuras más abiertas.
Impacto concreto en España
España ya cuenta con la red de alta velocidad más extensa de Europa, lo que le otorga una posición de ventaja para captar inversiones y liderar parte del desarrollo, pero también implica retos:
- Hay que resolver los cuellos de botella fronterizos con Francia (el tramo “Y Vasca” / Irún, el Corredor Atlántico) para cumplir los plazos europeos.
- Será necesaria una coordinación entre el sector público (gobierno, administraciones de infraestructuras) y la industria de la construcción/ingeniería para planificar los nuevos trazados, integraciones y obras complementarias.
- Se abre una oportunidad para las empresas españolas de ingeniería, construcción, señalización ferroviaria, sistemas de electrificación, y las de servicios integrados que participen en consorcios europeos.
- También se impone un reto de financiación, ya que la propia Comisión advierte que la financiación pública sola no será suficiente, y se requerirá inversión privada, nuevos modelos de negocio y participación de fondos europeos.
Declaraciones desde España
En España, la operadora Renfe ha firmado una declaración conjunta con la asociación europea de operadores (CER – Community of European Railway and Infrastructure Companies) en la que celebra el plan de Bruselas para impulsar la alta velocidad entre capitales. Renfe subraya que este proyecto “elogia el compromiso de la UE de triplicar el tráfico ferroviario de alta velocidad para 2050” y destaca el potencial transformador del nuevo marco.
¿Y el Corredor Mediterráneo? La gran ausente
Una omisión notable y preocupante en los anuncios de la Comisión Europea y en las declaraciones públicas sobre este nuevo impulso a la alta velocidad ferroviaria europea es la ausencia de referencias claras al Corredor Mediterráneo, una infraestructura estratégica para España, tanto a nivel logístico como económico, industrial y de cohesión territorial.
Pese a que el Corredor Mediterráneo es una de las infraestructuras prioritarias dentro de los corredores transeuropeos TEN‑T y uno de los grandes proyectos vertebradores del Arco Mediterráneo español —que concentra una parte esencial del PIB industrial, logístico y turístico del país—, el nuevo plan de Bruselas no hace una mención explícita a este trazado.
Esta omisión contrasta con la reiterada presión de las organizaciones empresariales, logísticas y de ingeniería que llevan más de una década advirtiendo sobre la lentitud de ejecución del Corredor y la necesidad de conectarlo eficazmente con el resto de Europa.
Desde sectores como FERRMED, AVE por el Mediterráneo o las cámaras de comercio de Cataluña, Valencia y Murcia, se ha denunciado el desequilibrio inversor respecto a otros ejes ferroviarios y la falta de visión estratégica del Estado y la UE respecto a esta infraestructura, clave para conectar puertos como Barcelona, Tarragona, Valencia, Cartagena y Algeciras con Europa.
Además, en clave técnica, el Corredor Mediterráneo presenta oportunidades más viables a corto plazo que el cruce por los Pirineos atlánticos, dadas las condiciones geográficas y las infraestructuras parcialmente ejecutadas. Ignorar su potencial como vía rápida de conexión con Francia e Italia, en el marco de esta nueva red europea, es un error de planificación a gran escala. La falta de presión política y técnica del sector nacional en este debate puede traducirse en una nueva oportunidad perdida.
Conclusión
Para Construnews, este plan representa una gigantesca ventana de oportunidad para el sector de infraestructuras español: empresas de construcción, ingenierías, proveedores de sistemas ferroviarios, especialistas en túneles/viaductos, movilidad sostenible, etc., tienen ante sí un horizonte de desarrollo europeo que podría movilizar decenas de miles de millones de euros. Lo importante ahora es que España logre alinear sus actuaciones nacionales con los objetivos europeos, libere los cuellos de botella fronterizos, adapte sus estándares y combata los plazos de ejecución para no perder competitividad.
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