Entrevista a María Benítez Balseiro, directora técnica de digitalización en INCOSA y presidenta de BuildingSMART Spain, analiza el momento clave del BIM en España: «No es tarde para sumarse, pero ya no hay excusas»
En una entrevista exclusiva para Construnews, María Benítez Balseiro ofrece una visión amplia, realista y comprometida sobre la transformación digital del sector de la construcción. Desde su doble rol como líder institucional en BuildingSMART y responsable de digitalización en INCOSA, repasa los retos, avances y oportunidades que ofrece el BIM, los estándares abiertos y la industrialización. Reivindica el trabajo desde la información, el poder transformador de la colaboración y el papel de las redes profesionales, con un mensaje claro: la tecnología ya está disponible, el cambio es metodológico.
¿Qué supone liderar el capítulo español de BuildingSMART en este momento de transformación digital del sector? Nuestro trabajo en BuildingSMART se basa en la apertura, el compromiso y la colaboración. La digitalización ha llegado al sector de forma precipitada, lo que ha generado una comunidad que ha nacido rápidamente por necesidad. Esto ha cambiado la manera en que entendemos los procesos. La comunidad que ha crecido en torno al BIM lo ha hecho desde una urgencia compartida, y esto nos ha obligado a poner en marcha mecanismos de cooperación que antes no existían. Desde el capítulo español hemos asumido que este proceso debe estar sostenido por una estrategia clara y compartida. Nos basamos en la consulta activa con nuestros socios, en una priorización de las necesidades reales del sector, y en el impulso de estándares abiertos que, a largo plazo, faciliten la entrada y permanencia de muchos más actores. La idea es que nadie se quede fuera por falta de recursos o acceso a licencias costosas.
¿Cuáles son los principales retos para avanzar en la digitalización del sector? La digitalización requiere una hoja de ruta clara, una cultura de cambio y una apuesta sostenida en el tiempo. No basta con incorporar una herramienta o una tecnología: hablamos de repensar cómo se diseñan, se construyen y se gestionan los activos. En este sentido, el reto más grande es alinear todas las piezas del sector hacia un modelo colaborativo. El uso de estándares abiertos es la forma más efectiva de democratizar el proceso. En buildingSMART trabajamos para ofrecer herramientas, recursos y entornos donde esa transformación sea posible, desde la base hasta las grandes organizaciones. Es un trabajo continuo, que requiere mantener viva la conversación con todos los actores.
¿Qué nivel de adopción tiene actualmente el BIM en España y qué barreras identificáis? Estamos viendo una aceleración muy significativa. Ya no se trata de pequeños grupos o empresas pioneras: cada vez más licitaciones incluyen requisitos BIM, y cada vez más profesionales comprenden su utilidad. Las barreras, sin embargo, siguen existiendo. Hay resistencia al cambio en algunos sectores más tradicionales, y aún es necesario mejorar la formación técnica y metodológica. Pero los datos muestran que estamos en el camino correcto: el conocimiento sobre BIM ya no se queda en despachos especializados, está empezando a permear toda la cadena de valor.
Lo importante es entender que la interoperabilidad de los datos empieza por productos bien definidos, con atributos claros, que puedan integrarse en cualquier plataforma. Esa será la base de la trazabilidad futura en los proyectos.
¿Cómo es la colaboración con las administraciones públicas? Es una relación estrecha y fluida. Participamos activamente en los principales órganos de decisión. Sergio Muñoz, como gerente de buildingSMART, colabora en el comité de normalización BIM de la UNE, y ambos formamos parte del comité técnico de la Comisión Interministerial BIM (CIBIM). Esto nos permite trasladar directamente la visión del sector profesional a los marcos normativos. Es un trabajo técnico, pero también estratégico, que busca garantizar que la implantación del BIM en España esté conectada con la realidad y con las necesidades del sector.
¿Qué papel juegan los fabricantes y proveedores de productos en este ecosistema digital abierto? El papel de los fabricantes es esencial, aunque todavía no está suficientemente desarrollado dentro de nuestra organización. No obstante, vemos cómo otras instituciones como AENOR están logrando avances importantes, especialmente con el desarrollo del pasaporte digital. Algunos sectores como la industria cementera ya están participando activamente en estos pilotos. Lo importante es entender que la interoperabilidad de los datos empieza por productos bien definidos, con atributos claros, que puedan integrarse en cualquier plataforma. Esa será la base de la trazabilidad futura en los proyectos.
¿Qué impacto puede tener la estandarización digital en los procesos de industrialización y construcción offsite? Es uno de los grandes motores de cambio. La estandarización permite reducir tiempos, errores y costes. Pero para que eso funcione, es necesario un diseño digital coherente, que parta desde el principio con criterios claros. La industrialización sin digitalización es un contrasentido. Por eso, desde buildingSMART insistimos tanto en la necesidad de una metodología común que permita coordinar todas las fases: desde el diseño hasta la ejecución, pasando por la fabricación. El BIM aporta justamente eso: un marco de trabajo compartido.
En Europa hay países más avanzados en la implantación del BIM. ¿Qué podemos aprender de ellos? La lección principal es que cada país tiene sus ritmos y sus contextos. Algunos países han avanzado muy rápido, pero eso también ha generado desigualdades internas. En España, aunque más despacio, hemos conseguido que la implantación sea más homogénea. Lo importante es que el proceso incluya a todos los agentes, desde las grandes empresas hasta las pymes y autónomos. El ritmo lento ha permitido observar, adaptarnos y, en muchos casos, evitar errores. Aprender de otros es una ventaja competitiva que debemos saber aprovechar.
¿La formación en BIM está llegando a todos los niveles educativos? Estamos avanzando, pero aún queda mucho por hacer. Algunas universidades han integrado el BIM en sus planes de estudio, otras lo mantienen como asignatura optativa o como curso complementario. En la Formación Profesional hemos conseguido introducir un módulo específico, lo cual es un paso muy importante. El siguiente objetivo debe ser incluir la metodología BIM en los programas troncales universitarios, especialmente en carreras técnicas. La formación no puede ser un lujo: debe estar al alcance de todos los futuros profesionales.
¿Cómo está respondiendo el sector privado a esta transformación digital? Con paso firme. En INCOSA ya había un equipo trabajando en BIM cuando llegué, y ahora estamos extendiendo esta práctica a toda la organización. Las grandes empresas son clave porque tienen capacidad para implementar cambios estructurales. Pero también porque generan un efecto arrastre sobre sus proveedores. Cuando una gran constructora exige BIM a sus subcontratas, todo el ecosistema se ve obligado a adaptarse. Y eso acelera la transición. Mi experiencia es que el sector privado ha entendido que el BIM no es una moda, sino una necesidad estratégica.
Participas en iniciativas como Women in BIM. ¿Qué aportan estas redes? Estas redes crean comunidad, visibilidad y apoyo mutuo. Aunque en los estudios de Arquitectura la presencia de mujeres es mayoritaria, eso no se traduce en posiciones de liderazgo en el sector. Women in BIM, Editeca, o Ejecutivas EOI son espacios donde compartimos experiencias, nos apoyamos y generamos referentes. No se trata de excluir a nadie, sino de construir oportunidades para todas. En un sector todavía muy masculinizado, estas redes son necesarias para equilibrar la balanza.
Organizamos eventos donde compartimos conocimiento de forma práctica y accesible, como “BIM sin pintura”. Desarrollamos recursos que van desde plantillas hasta software propio, como la nueva herramienta para gestión de archivos BIM
¿Cuáles son las líneas prioritarias actuales de buildingSMART Spain? Nuestro trabajo se centra en tres ejes: divulgación, desarrollo de herramientas y colaboración normativa. Organizamos eventos donde compartimos conocimiento de forma práctica y accesible, como “BIM sin pintura”. Desarrollamos recursos que van desde plantillas hasta software propio, como la nueva herramienta para gestión de archivos BIM. Y participamos activamente en procesos normativos, colaborando con instituciones que tienen poder regulador. Nuestro objetivo es crear un entorno donde el BIM no sea una opción, sino una realidad integrada.
Hace 20 años ya se hablaba del potencial del BIM. ¿Vamos tarde? La historia de la tecnología nos enseña que no siempre se puede avanzar al ritmo deseado. En los años 90 teníamos las ideas, pero no la tecnología. Ahora tenemos ambas. Ya existen infraestructuras, centros de datos, mecanismos para compartir modelos digitales de forma segura. La administración pública ha empezado a integrarlo, como el Instituto Geográfico Nacional. Es un proceso lento, pero real. Y ahora tenemos las condiciones para que se acelere. Solo falta voluntad y coordinación.
¿Qué mensaje enviarías a los profesionales que aún no se han sumado al BIM o los estándares abiertos? Que no tengan miedo. Que están a tiempo. Muchas veces pensamos que la tecnología es solo para los jóvenes, pero no es así. Yo hice mi máster en BIM siendo una profesional con experiencia, y comprobé que eso me daba ventaja. Porque BIM no es solo software: es metodología. Es información. Y quien sabe construir, quien conoce los procesos, está más que preparado para entender esta lógica. A esos profesionales les diría que su conocimiento es más necesario que nunca. Que se formen, que se acerquen a iniciativas como buildingSMART, y que entiendan que el cambio no es técnico: es cultural. El sector necesita de toda su experiencia.