Mercè Rius, arquitecta técnica. Crónica de un viaje a Chicago: 2
Hay edificios que no solo se construyen, sino que se esculpen sobre el paisaje, y que no solo se habitan, sino que se contemplan con admiración. El St. Regis Chicago es uno de ellos.
A orillas del río Chicago y a escasa distancia del lago Michigan, este conjunto vertical concebido por la arquitecta Jeanne Gang no solo redefine el skyline de la ciudad, sino que introduce una nueva narrativa arquitectónica en la que la luz, el color y la geometría construyen una experiencia visual y emocional cambiante.
Desde distintos puntos de la ciudad, el edificio ofrece reflejos y tonalidades que oscilan entre los verdes pálidos y los azules profundos, según la hora del día y las condiciones atmosféricas. Esta variabilidad cromática no es fruto del azar: forma parte de una estrategia de diseño que convierte la torre en un prisma en constante transformación, una pieza viva en el paisaje urbano de Chicago. La arquitectura se vuelve atmósfera.
Un hito diseñado por una mujer
Anteriormente conocida como Wanda Vista Tower, el St. Regis Chicago es, con sus 365 metros de altura y 101 plantas, la estructura más alta del mundo diseñada por una mujer. Jeanne Gang, también autora de la cercana Aqua Tower, da un paso más en su investigación sobre la verticalidad y el movimiento. Si Aqua sugería flujos orgánicos a través de formas onduladas, en la St. Regis propone una geometría más precisa y escalonada, construida a partir de frustums o prismas truncados apilados en tres volúmenes de altura progresiva.
Estos tres cuerpos interconectados generan no solo un perfil distintivo en el horizonte, sino también una riqueza funcional: el complejo alberga un hotel de lujo, residencias privadas, restaurantes y espacios de amenities, distribuidos en una superficie de 175.000 m². El volumen central, el más alto, actúa como un puente estructural que se apoya en las torres laterales, permitiendo abrir un paso peatonal entre el Lakeshore East Park y el Riverwalk.
Diseño geométrico y soluciones técnicas
La silueta escalonada del edificio, que recuerda tanto a tótems como a la famosa Endless Column de Constantin Brancusi, se consigue gracias a la disposición alternante de unidades de 12 plantas, colocadas unas del derecho y otras invertidas. Cada frustum se divide en bandas horizontales, en las que los forjados retroceden o sobresalen ligeramente, generando desde la distancia un efecto de curva continua.
Los acabados de fachada, que varían en seis tonalidades de vidrio verdoso adaptado a la exposición solar, acentúan esta sensación de transición vertical. Las torres laterales contienen los núcleos de ascensores, mientras que la torre central se sostiene sobre estas, liberando espacio en planta baja y alineándose con precisión entre South Lake Shore y North Field.
En los niveles superiores, las fachadas este y oeste se animan con balcones empotrados, cuyas alturas extremas alcanzan las cotas más elevadas de la ciudad. Para combatir el movimiento oscilante provocado por el viento, se ha incorporado un piso fantasma en la planta 83, no habitable, así como seis tanques de agua que suman 1,5 millones de litros y que contribuyen a estabilizar la estructura mediante masa líquida.
Impacto urbano y emocional
El St. Regis Chicago no solo ha modificado el perfil de la ciudad: ha establecido un nuevo tipo de diálogo arquitectónico. Frente a la contundencia modular de la Willis Tower (torre Sears) o el afilamiento sutil del John Hancock Center, esta torre introduce una visión de la verticalidad basada en la fluidez visual, la elegancia estructural y la interacción con el entorno.
En un contexto urbano donde el icono arquitectónico suele imponerse al paisaje, el St. Regis se integra en él sin renunciar a su presencia. Es una obra que emociona, no por su estridencia, sino por su capacidad de transformarse con la luz. Arquitectura que respira, que brilla, que cambia.
Junto con la Aqua Tower, es considerada una de las propuestas más originales y revolucionarias de la arquitectura en altura de Chicago en las últimas décadas. Una pieza que demuestra que la ingeniería puede ser bella, y que la belleza, cuando se construye con rigor, deja huella.
Jeanne Gang crea el Studio Gang en 1997 en Chicago, destaca por una arquitectura expresiva, sostenible y profundamente contextual.
Las fotografías y los planos son gentileza del Studio Gang. En las fotografías se indica el (c) de cada autor/a
(c) Angie McMonigal Photography


(c)Tom Harris Photography


