Un foro internacional celebrado en la Bienal de Venecia reflexiona sobre el futuro, el valor y los límites de los premios de arquitectura
Durante la semana inaugural de la 19ª Bienal de Arquitectura de Venecia, seis de los premios de arquitectura más influyentes del panorama internacional —el Aga Khan Award for Architecture, los Holcim Awards, los EUmies Awards, el Mies Crown Hall Americas Prize, el OBEL Award y el Ammodo Architecture Award— se reunieron en el Ocean Space de la TBA21–Academy para impulsar un debate radical: ¿cómo sería la arquitectura si dejáramos de conceder premios?
El encuentro, titulado “Beyond the Prize”, no fue un ejercicio de escepticismo, sino una reflexión colectiva sobre el papel que juegan los premios en un contexto global marcado por las crisis sociales, ambientales y económicas. Participaron voces destacadas como Lesley Lokko, comisaria de la Bienal de 2023; Ivan Blasi (EUmies Awards), Dirk Denison (MCHAP), Laura Viscovich (Holcim Foundation), Xu Tiantian, Kjetil Thorsen (Snøhetta), Marina Tabassum, Rozana Montiel, y representantes de las instituciones promotoras de los premios.
Validar, visibilizar, activar
Los participantes coincidieron en que los premios no solo recompensan la excelencia, sino que ofrecen visibilidad a proyectos que de otro modo podrían pasar desapercibidos. Actúan como una validación externa que fomenta la innovación, dinamiza el debate disciplinar y apoya a arquitectos emergentes que abordan temas urgentes como el cambio climático o la justicia social.
Para Ivan Blasi, director de los EUmies Awards, su desaparición supondría “una pérdida de oportunidades para celebrar la arquitectura y reconocer el trabajo que hay detrás de cada obra construida. También sería más difícil abrir el debate y comunicar sobre arquitectura”.
Más allá del prestigio
Si bien la arquitectura continuaría existiendo sin premios, muchos advierten que su ausencia empobrecería el discurso global. Tal como se expuso durante la sesión, los premios marcan agendas, elevan voces diversas y conectan geografías, culturas e historias. Según la arquitecta mexicana Rozana Montiel, “nos conectan allá donde estemos, porque todos estamos vinculados. Son una manera de reunir inteligencia colectiva y múltiples visiones del mundo”.
Más que un sistema de prestigio, los premios crean espacios para la experimentación artística, ofrecen apoyo económico o legitimación intelectual, y refuerzan el propósito de quienes trabajan en los márgenes o en condiciones adversas.
Catalizadores de cambio
El foro dejó clara una idea: los premios de arquitectura son mucho más que galardones. Actúan como catalizadores de conversación, ayudan a redefinir la relevancia de la disciplina en tiempos inciertos y promueven una narrativa arquitectónica más abierta e inclusiva. Lejos de desaparecer, muchos creen que los premios deben replantearse y evolucionar para responder con mayor responsabilidad y sensibilidad a los retos contemporáneos.
Premios recientes y su impacto
En paralelo, siguen apareciendo reconocimientos significativos que apuntan a esta evolución. La arquitecta vietnamita Trần Thị Ngụ Ngôn ha sido galardonada con el Diversity in Architecture (DIVIA) Award 2025, que reconoce la inclusión cultural en la arquitectura y está dotado con 10.000 euros. Por su parte, la arquitecta pakistaní Yasmeen Lari ha recibido el Premio a la Trayectoria 2025 de la Trienal de Arquitectura de Lisboa, que también ha anunciado las finalistas del Premio Début 2025. Este mismo año, las canadienses Marianne McKenna y Shirley Blumberg han recibido la Medalla de Oro del RAIC, y Anne Lacaton fue reconocida con el Premio Jane Drew 2025.
Fuente: Beyond the Prize – ArchDaily Video
