Desde su inauguración en mayo, la Biennale Architettura 2025 de Venecia invita a reflexionar sobre el futuro de la arquitectura a través de la inteligencia natural, artificial y colectiva.
En este contexto, el pabellón de Italia —instalado en el monumental complejo del Arsenal, en la nave conocida como Tese delle Vergini— se convierte en un homenaje sensorial al vínculo histórico entre el país y el mar.
Bajo el título “Terrae Aquae. Italia y la inteligencia del mar”, la arquitecta y profesora universitaria Guendalina Salimei propone una exposición interdisciplinar en la que confluyen el pensamiento arquitectónico, la investigación científica, las expresiones artísticas y las tecnologías digitales. A través de dibujos, vídeos, instalaciones interactivas y obras visuales, la muestra reinterpreta el pasado y proyecta futuros posibles para Italia desde la perspectiva líquida del Mediterráneo.
Pero hay un elemento transversal que guía al visitante y amplifica la experiencia espacial: la luz. El proyecto lumínico ha sido desarrollado por la firma catalana Vibia, que ha concebido una intervención respetuosa con la historia del lugar, a la vez que contemporánea en su expresión. El espacio, una nave del siglo XVI con una fuerte impronta industrial, ha sido iluminado desde una lógica de claroscuro y atmósfera, en sintonía con la propuesta expositiva.
Nada más acceder al pabellón, dos luminarias suspendidas Array —diseñadas por Umut Yamac— saludan al visitante desde el techo, generando una luz descendente suave que parece surgir de finos hilos flotantes. Esta entrada etérea marca el tono del recorrido: una experiencia visual que no solo ilumina, sino que construye el espacio.
En el segundo tramo de la nave, los spotlights Circus Solo, creados por Antoni Arola, proyectan haces de luz desde gran altura sobre las fotografías expuestas. Su iluminación puntual e indirecta intensifica los contrastes, dejando el entorno en penumbra y dotando al espacio de una teatralidad vibrante.
El itinerario continúa en el nivel superior, donde una pasarela metálica atraviesa el centro del recinto. Allí, las luminarias de pie North Floor —diseñadas por Arik Levy— guían al visitante a través de una serie de mesas expositivas. Su luz localizada y elegante se funde con el espacio, reforzando la narrativa visual sin imponerse.
Finalmente, el recorrido culmina con las lámparas Flamingo, también de Antoni Arola. Suspendidas desde el techo, sus siluetas delicadas parecen sobrevolar la exposición. Emiten una luz cálida y difusa que envuelve la escena con un aura poética, coronando la experiencia con una sensación de calma y belleza suspendida en el tiempo.
El conjunto de luminarias de Vibia no solo responde a necesidades funcionales, sino que actúa como un dispositivo emocional y arquitectónico. Según la firma, este enfoque forma parte de su visión “Shaping Atmospheres”, donde la iluminación no solo sirve para ver, sino para sentir, habitar y recordar.
Así, el pabellón de Italia en la Biennale 2025 no solo habla del mar como lugar físico, sino también como metáfora de lo intangible, como esa luz que fluye entre historia y futuro.
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Cortesía de Vivia. © Fernando Alda






Cortesía de La Biennale di Venezia © Andrea Avezzù



