La Exposición Universal de Osaka Kansai 2025, celebrada entre abril y octubre de 2025, confirmó el papel de la arquitectura como una herramienta clave para transmitir identidad, innovación y compromiso ambiental a escala global.
Desde el Crystal Palace de Londres en 1851 hasta los grandes pabellones experimentales del siglo XXI, las Exposiciones Universales han sido un laboratorio privilegiado para la arquitectura. En estos eventos, los países condensan en un edificio efímero una visión de sí mismos: su capacidad técnica, su identidad cultural y su posicionamiento ante los grandes retos globales. La arquitectura se convierte así en un medio de comunicación directa, capaz de transmitir valores, relatos y estrategias de futuro a millones de visitantes en un tiempo limitado.
En este contexto se inscribe la Exposición Universal de Osaka Kansai 2025, una cita marcada por la reflexión sobre la sostenibilidad, la innovación y los modelos de convivencia en un planeta sometido a fuertes tensiones ambientales y sociales. A diferencia de otras ediciones, Osaka 2025 plantea un cambio de paradigma relevante: todas las construcciones deberán desmontarse una vez finalizada la Expo, devolviendo la isla artificial a su función portuaria. Esta condición transforma la arquitectura efímera en un ejercicio de responsabilidad material, circularidad y diseño reversible, elevando el listón técnico y conceptual de los pabellones nacionales.
El Pabellón de España: un relato compartido entre océanos y culturas
En este escenario, el Pabellón de España se presenta como una propuesta donde arquitectura, exposición y sostenibilidad forman un todo coherente. El proyecto toma como referencia la corriente de Kuroshio, una poderosa corriente oceánica del Pacífico Norte que, más allá de su dimensión física, simboliza el vínculo histórico entre España y Japón. A través de esta corriente se articularon, entre los siglos XVI y XIX, rutas comerciales y culturales como el Galeón de Manila, estableciendo uno de los intercambios más fecundos entre Oriente y Occidente.
El pabellón traduce este hilo invisible en un relato arquitectónico que conecta pasado, presente y futuro. La propuesta no se limita a mostrar contenidos expositivos, sino que busca generar una experiencia inmersiva capaz de concienciar sobre los grandes desafíos globales y sobre el papel que España aspira a desempeñar en las próximas décadas, en coherencia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Arquitectura abierta, acogedora y mediterránea
Con una superficie aproximada de 3.500 m², el Pabellón de España renuncia deliberadamente a la monumentalidad icónica para apostar por una arquitectura cercana y hospitalaria. El acceso se configura como una gran plaza frontal inspirada en el espíritu mediterráneo: un espacio de transición que invita al encuentro, al descanso y a la interacción social. Este gesto urbano, más propio de una arquitectura cotidiana que de un objeto expositivo, refuerza la idea de acogida y de experiencia compartida.
Desde esta plaza, un suave escalonado que evoca el movimiento del oleaje conduce a la llamada plaza del sol, presidida por una gran pantalla LED. En este umbral se proyectan piezas de videoarte que utilizan la simbología del sol —tan presente en las culturas japonesa y española— como metáfora del equilibrio del planeta y de la necesidad de un futuro más sostenible.
Un recorrido expositivo como inmersión marina
El itinerario interior se desarrolla mediante una rampa descendente de pendiente suave, concebida como una inmersión simbólica en el océano. El espacio, envuelto en tonos ultramar, remite al mundo submarino y a las complejas corrientes que regulan el clima y la biodiversidad del planeta. Esta experiencia sensorial articula los contenidos expositivos, centrados en la economía azul, la relación de España con el mar y los modelos de desarrollo sostenible.
El recorrido culmina en la salida, situada a nivel de calle y conectada con el Grand Ring de la Expo. Aquí, los colores se intensifican y una instalación audiovisual panorámica celebra el carácter vital, diverso y festivo de España, en un retorno a la luz que cierra el relato espacial. La tienda, el restaurante —con un menú centrado en productos del mar— y las salas polivalentes refuerzan el carácter híbrido del pabellón como espacio cultural, institucional y de representación económica.
Sostenibilidad, circularidad y sistema constructivo
La condición desmontable impuesta por Osaka 2025 se convierte en uno de los ejes conceptuales del proyecto. El Pabellón de España se concibe como un ejemplo de arquitectura circular, donde cada elemento ha sido diseñado para una segunda vida. No existe el concepto de residuo: los materiales, los sistemas constructivos y las uniones están pensados para desmontarse, reutilizarse o reincorporarse a la cadena productiva.
El sistema estructural apuesta por la madera de cedro rojo japonés, un material natural y de proximidad, empleado en una serie de pórticos repetidos —hasta cuarenta— con distintas alturas. Las uniones en seco facilitan el montaje, reducen la huella ambiental y simplifican la cimentación sobre el terreno de la isla artificial. Esta estrategia permite aligerar el conjunto y minimizar el impacto ambiental del edificio.
El proyecto incorpora además materiales reciclados y colaboraciones con fabricantes y artesanos especializados, integrando soluciones de cerámica, paneles de papel reciclado y revestimientos fabricados a partir de plásticos procedentes de redes de pesca. Todo el proceso ha estado acompañado por criterios de gestión responsable de residuos, reforzando el carácter ejemplar del pabellón en términos de sostenibilidad aplicada.
Una arquitectura al servicio de la marca país
Más allá de su dimensión constructiva, el Pabellón de España funcionó como una potente herramienta de proyección internacional. Durante los seis meses de la Expo, sus espacios acogieron encuentros empresariales, presentaciones institucionales y actividades culturales, convirtiendo la arquitectura en un soporte estratégico para la diplomacia económica y cultural.
La identidad gráfica, el diseño expositivo y la arquitectura comparten un mismo lenguaje visual, basado en los símbolos universales del sol y el océano. Esta coherencia refuerza la percepción de España como un país abierto, diverso y comprometido con los retos globales, capaz de dialogar de tú a tú con otras culturas a través de un relato arquitectónico contemporáneo.
Reconocido con el Premio de Plata en la categoría de Arquitectura y Paisaje, el Pabellón de España en Osaka 2025 confirma el papel de la arquitectura como instrumento narrativo y político. En una Expo marcada por la urgencia climática y la reflexión sobre el futuro, el pabellón propone una síntesis equilibrada entre memoria histórica, innovación técnica y responsabilidad ambiental, situando a la arquitectura española en el centro del debate internacional.
FICHA TÉCNICA
Pabellón de España – Expo Osaka Kansai 2025
Osaka, Japón | 15 de abril – 15 de octubre de 2025
Proyecto arquitectónico
Enorme Studio
Smart and Green Design
Proyecto expositivo
Smart and Green Design
Fernando Muñoz, John López, Javier Cordero, Martina Carballo, Laura Rueda
Dirección de contenidos
Miguel A. Delgado, Eva Villaver
Dirección audiovisual e iluminación de fachada
Cynthia González
Identidad y diseño gráfico
Amaya Lausín, Inés Vila
Dirección técnica
Gustavo Valera
Coordinación general
Marta Pita
Plaza del Sol Comisariado
Blanca de la Torre
Artistas visuales
Pilar Albarracín, Eugenio Ampudia, Ruth Gómez, Elena Lavellés, Maria Núñez, Esther Pizarro, Juan Zamora
Greetings from Spain
Comisariado de la exposición de postales
Cristina Arribas
Guión
Eduardo Movilla, Cynthia González
Banda sonora
Edu Jerez, Alejandro González









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