El ambicioso diseño de ciudad lineal y sin coches, previsto originalmente para 170 km y 1,5 millones de habitantes, queda reducido a apenas 2,4 km y 300 000 residentes, mientras el Fondo de Inversión Pública (PIF) encarga estudios para evaluar su continuidad.
Desde su presentación en 2021, The Line representaba lo último en diseño urbano, replicando conceptos de ciudades lineales de los siglos XIX y XX, con transporte de alta velocidad y tecnología autónoma. Sin embargo, hoy sufre un frenazo: escalas reducidas, plazos extendidos y fuertes críticas ambientales y sociopolíticas. Su futuro dependerá de los informes encargados, la disciplina financiera del PIF y la capacidad de equilibrar la ambición urbanística con sostenibilidad y ética. Se espera que en las próximas semanas el PIF publique un informe preliminar. Mientras tanto, inversionistas y expertos seguirán atentos a la evolución de este icono fallido – o redefinido – del urbanismo del siglo XXI.

Las claves:
Escala revisada y cronograma extendido
En un giro inesperado, NEOM ha reconfigurado The Line: de 170 km a apenas 2,4 km (1,5 millas), con un objetivo poblacional de 300 000 habitantes para 2030 – una reducción de un 99 % en ambos ámbitos . Los plazos también se han prolongado: solo se completará un tramo mínimo para 2030, y se estima que el proyecto global alcance su finalidad hacia 2080
Evaluación de viabilidad y comprobación estratégica
El PIF ha contratado a consultoras externas para comprobar la viabilidad técnica, ambiental y financiera del proyecto, ya desbordado por sobrecostes y riesgo reputacional. Aunque NEOM reafirma que The Line sigue siendo prioritario, reconoce que revisiones estratégicas son frecuentes en grandes infraestructuras.
Presiones económicas y financieras
La reducción en ingresos por petróleo y la caída de inversión extranjera han tensionado las reservas soberanas, lo que ha obligado a priorizar gastos y recortar ambiciones (The Sun). Se espera que el PIF replantee las estrategias de financiación, incluyendo emisión de deuda y venta de activos.
Un asesor climático de NEOM, Donald Wuebbles, alertó sobre el impacto potencial de The Line en patrones de viento, precipitación y tormentas locales, junto al alto consumo de cemento. Por otro lado, persisten las denuncias por desplazamientos forzosos de la tribu Huwaitat y presuntos abusos laborales, incluyendo incidentes violentos y condiciones de trabajo extremas, según destacan medios como Financial Times y The Sun.
Entre la utopía y la sostenibilidad
The Line ha sido proyectada como un laboratorio urbano futurista de cero emisiones, integrado en un entorno natural y con conectividad total.No obstante, expertos en planificación urbana advierten de su carácter monótono, aislamiento social y riesgo de barrera ecológica.
El megaproyecto urbano The Line, considerado la joya de la corona de NEOM y emblema de la Visión 2030 de Arabia Saudí, atraviesa su momento más crítico desde que fuera anunciado en 2021.
El Fondo de Inversión Pública (PIF) saudí ha encargado una revisión estratégica profunda del proyecto, lo que ha derivado en la paralización parcial de las obras, una drástica reducción de su alcance y la puesta en duda de su viabilidad a medio y largo plazo.
The Line fue concebido como un experimento urbano sin precedentes: una ciudad lineal de 170 km de longitud, 500 metros de altura y solo 200 metros de ancho, sin coches ni emisiones, alimentada exclusivamente por energías renovables. Todo esto, alojando a más de 1,5 millones de habitantes distribuidos verticalmente a lo largo de un pasillo urbano de alta densidad y conectividad total. Pero en los últimos meses, las señales de desaceleración han sido evidentes, tanto en las obras como en la comunicación institucional. Según varias fuentes, el trazado de 170 km se ha recortado a apenas 2,4 km, y el objetivo poblacional revisado se sitúa en 300 000 personas.
Los cambios no son menores. Representan un recorte del 99 % respecto al plan original y han sido interpretados como una muestra del agotamiento financiero del fondo soberano saudí, presionado por una combinación de menor renta petrolera, incremento del gasto militar y menor interés internacional en proyectos de altísimo riesgo y baja transparencia. Aunque las autoridades de NEOM insisten en que el proyecto sigue en marcha y que se trata de una «revisión táctica», la magnitud de los cambios sugiere un replanteamiento estructural.
Los expertos señalan varias razones de fondo. Por un lado, el coste de ejecución. Solo el tramo inicial requería más de 50.000 millones de dólares, y el coste total se estimaba en medio billón.
El desarrollo de infraestructuras, tecnologías autónomas, climatización vertical, movilidad subterránea y sostenibilidad ambiental ha resultado mucho más complejo y caro de lo previsto. A ello se suman los retrasos en licitaciones clave, tensiones logísticas, falta de mano de obra cualificada y escasa colaboración internacional.
A nivel medioambiental, las alarmas también se han disparado. Donald Wuebbles, asesor climático de NEOM y excoautor del informe del IPCC, advirtió recientemente que la construcción de un muro continuo de 500 metros de alto y decenas de kilómetros de largo podría alterar el microclima regional, modificar los patrones de viento, modificar las precipitaciones y provocar tormentas inusuales. Además, denunció el altísimo consumo de cemento, acero y agua, en contradicción con la narrativa oficial de sostenibilidad.
Pero el punto más sensible tiene que ver con el impacto social y reputacional. Organizaciones de derechos humanos, medios internacionales y expertos urbanistas han documentado numerosos casos de desalojos forzosos, represión violenta de comunidades como la tribu Huwaitat, y condiciones de trabajo extremas para migrantes. Amnistía Internacional y Human Rights Watch han pedido transparencia, garantías laborales y revisión ética del proyecto, algo que hasta la fecha no ha sido atendido por las autoridades saudíes.
Desde el punto de vista urbanístico, The Line ha sido objeto de intenso debate. Mientras algunos lo presentan como una visión futurista audaz que podría reinventar la vida urbana en climas extremos, otros lo tildan de fantasía autoritaria: una línea sin tejido social real, sin diversidad funcional y con severas limitaciones en términos de movilidad, clima urbano y vida comunitaria.
«Una muralla de lujo en el desierto no es una ciudad», resume una experta en sostenibilidad consultada por Construnews.
A nivel institucional, el PIF ha iniciado contactos con empresas consultoras, universidades y analistas internacionales para definir el futuro del proyecto. No se descarta un replanteamiento total del mismo, transformándolo en una zona piloto tecnológica o en un espacio mixto de innovación y turismo de élite, mucho menos ambicioso en términos poblacionales. Algunas fuentes apuntan incluso a una posible reconversión del proyecto, integrándolo con otras iniciativas de NEOM como Oxagon o Trojena.
Por ahora, en el sitio solo se ha levantado un tramo parcial de estructuras metálicas y se han ejecutado obras de cimentación, movimiento de tierras y viales para una longitud inferior al 2 % del proyecto original. Pese a los miles de millones ya invertidos y los contratos firmados con empresas de Corea del Sur, China, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos, el proyecto no avanza según lo previsto y las perspectivas de cumplir con la fecha de 2030 son nulas.
Este punto de inflexión no solo afecta a Arabia Saudí, sino al debate global sobre los límites del urbanismo especulativo, los megaproyectos verticales y la integración entre sostenibilidad, tecnología y derechos humanos.
El fracaso –o redirección– de The Line podría marcar un antes y un después en la forma en que las ciudades del futuro son planificadas, comunicadas y, sobre todo, legitimadas ante sus ciudadanos.
La comunidad internacional observa con escepticismo y cautela. Lo que comenzó como una promesa de reinvención urbana total podría terminar como símbolo de exceso, desconexión y falta de escucha. En plena era de ciudades inclusivas, resilientes y basadas en datos, The Line se enfrenta al reto de demostrar que es más que una imagen especular entre dos muros de espejo en mitad del desierto.