
Entrevista a Marta Vall-llossera, presidenta del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) en relación con el Monográfico sobre la proyección internacional del sector AECO en Europa
¿Cuál es su valoración general sobre el posicionamiento actual de las empresas y profesionales españoles en el ámbito europeo? El posicionamiento de los profesionales y empresas españolas del ámbito arquitectónico y de la construcción en Europa es técnicamente muy sólido, pero desigual dependiendo de qué agentes del sector se consideren. Mientras las grandes constructoras y los fabricantes de materiales tienen una presencia fuerte, arraigada desde hace años, el sector profesional de la arquitectura muestra una proyección exterior en proceso de expansión. Sólo alrededor del 2,5% de la facturación del sector proviene de mercados exteriores, frente al 4% de Francia, el 10% de Dinamarca o el 14% del Reino Unido.
Uno de los factores clave que explica esta situación es el tamaño medio de los estudios, que responde al perfil de pequeña y mediana empresa. La mayoría de las estructuras están compuestas por un único profesional o muy pocos colaboradores, lo que dificulta asumir riesgos, liderar proyectos internacionales o responder a licitaciones de gran escala. Este fenómeno contrasta con otros países europeos donde predominan estructuras empresariales mayores, que permiten competir con mayor solvencia en contextos internacionales.
Además, a diferencia de países como Francia o Dinamarca, España aún no cuenta con una estructura institucional específica y estable para apoyar la internacionalización del sector de la construcción de forma integrada, ni con una narrativa reputacional única de su arquitectura como activo estratégico. No obstante, en los últimos años se han producido avances en el diagnóstico compartido, el fortalecimiento de redes de colaboración, y la participación en foros europeos sectoriales.
Asimismo, se observa una progresiva sensibilización del sector hacia la internacionalización, alimentada en parte por una nueva generación de profesionales que ha trabajado o estudiado en el extranjero desde el inicio de su carrera. Sí cabe mencionar la alianza con estudios locales de arquitectura y también existen empresas consolidadas que ya actúan como tractoras en mercados europeos y latinoamericanos, aunque no representan la mayoría.
Desde su experiencia, ¿cuáles son los principales factores que facilitan o dificultan la internacionalización de los estudios de arquitectura, las empresas constructoras, y los fabricantes de materiales? La internacionalización de los estudios de arquitectura y del conjunto del sector de la edificación en España se mueve en un terreno complejo, en el que conviven claras fortalezas con obstáculos estructurales todavía no superados. Entre los factores que facilitan este proceso destaca, en primer lugar, la solidez técnica y la calidad profesional del sector español, que es ampliamente reconocida fuera de nuestras fronteras. Concretamente, la percepción de los/as arquitectos/as españoles en el exterior, tanto en Europa como en el resto del mundo, es muy positiva. Se valora especialmente la formación técnica y humanística de nuestros/as profesionales como un elemento genuino y diferenciador respecto a la práctica profesional en otros países.
Arquitectos, ingenieros y empresas constructoras españolas han desarrollado un alto grado de especialización en áreas como las infraestructuras, las grandes construcciones, la rehabilitación del patrimonio, el urbanismo sostenible o el diseño bioclimático, lo que les permite competir en nichos estratégicos muy valorados por el mercado europeo.
Además, una parte creciente del sector ha acumulado experiencia internacional, tanto por su participación directa en concursos y encargos fuera de España, que empezaron a darse a partir de la crisis de 2008, como por la trayectoria de profesionales que iniciaron sus carreras en el extranjero, debido en parte a la misma problemática. Lo que parecía una desventaja ha devenido en una generación que ha consolidado redes de colaboración, ha adquirido competencia idiomática y cultural, y ha aprendido a trabajar bajo marcos normativos y contractuales distintos, lo que constituye una base muy valiosa para proyectarse hacia otros países europeos.
Sin embargo, el impulso exportador se ve limitado por barreras persistentes. La más importante, como se comentaba antes, es la escala reducida de la mayoría de las estructuras empresariales del sector, lo que impide asumir los costes y riesgos de entrada en mercados internacionales y dificulta presentar ofertas competitivas en licitaciones europeas, participar en consorcios complejos o cumplir con los requisitos de certificación y solvencia que se exigen en otros países.
A esta limitación estructural se suma la falta de profesionalización en aspectos claves de la internacionalización. Muchos estudios no cuentan con personal especializado en contratación pública internacional, derecho comparado, marketing técnico o gestión multilingüe de proyectos. Esta ausencia de preparación empresarial y legal hace que, incluso con buena capacidad técnica, muchos estudios no logren superar las primeras fases de los procesos de selección. Solo los grandes estudios de arquitectura e ingeniería son capaces de exportar por ellos mismos. También incide negativamente el escaso conocimiento de los canales de acceso a los mercados exteriores: portales de licitación, ferias sectoriales, plataformas de networking o instituciones de apoyo. A menudo, estas herramientas existen, pero no son utilizadas de manera estratégica, ni sostenida por parte de los profesionales. Debe analizarse el porqué.
Otro factor que dificulta el proceso es la baja articulación del ecosistema exportador. A diferencia de otros sectores industriales donde los fabricantes y prestadores de servicios están integrados en cadenas de valor bien organizadas, en el caso de la arquitectura, la construcción y los materiales en España no siempre hay sinergia entre actores. Estudios, constructoras y fabricantes trabajan de forma paralela, pero no coordinada, perdiendo oportunidades de presentarse como soluciones integrales ante clientes internacionales.
En contraste, países como Francia o Dinamarca han avanzado en integrar sus sectores a través de plataformas colaborativas, estrategias de país, o estructuras permanentes de apoyo como AFEX o Dansk Ark, que asesoran, promueven y acompañan a sus empresas en el exterior. En España, no se ha desarrollado todavía una red institucional equivalente, lo que deja a muchas firmas actuando de manera aislada, con escaso margen para construir posicionamiento sostenido en el exterior.
¿Qué papel juegan las alianzas estratégicas con empresas o instituciones locales en otros países europeos para facilitar la entrada al mercado? Una estrategia para solventar el problema del tamaño de los estudios de arquitectura es la alianza con estudios locales de arquitectura, de forma que unos aportan conocimiento local y otros su expertise arquitectónica. Recientemente, el Consejo de Arquitectos de Europa (CAE) ha desarrollado una serie de entrevistas y documentos, en los que han participado estudios españoles, donde se les preguntan por casos de éxito, desafíos, ventajas y barreras, dando lugar a un informe con los resultados, clasificados por países, tamaño del despacho y destino de exportación, que sirve de experiencia para futuros estudios en su camino de exportación.
Las alianzas estratégicas son un mecanismo esencial, especialmente para estudios de tamaño pequeño y mediano. En países como Francia o Alemania, donde la legislación favorece a proveedores locales, asociarse con una empresa del país destino es a menudo la única forma viable de acceder a encargos públicos o privados.
¿Cómo influye el marco regulador europeo en la competitividad de las empresas españolas del sector? Representa tanto un reto como una oportunidad para los profesionales y empresas del sector. En términos generales, proporciona un entorno jurídico de garantías, con principios comunes que facilitan la movilidad profesional y la prestación de servicios entre países. No obstante, su implementación no es homogénea, y muchos de los requisitos normativos —especialmente los relacionados con licencias, visados técnicos o seguros profesionales— dependen de la normativa de cada Estado miembro o incluso de autoridades locales. Esto implica que, para competir en determinados mercados, el arquitecto español debe desarrollar una gran capacidad de adaptación, interpretación y flexibilidad.
No obstante, existe un marco profesional europeo que permite colegiarse, generalmente sin problemas, en los distintos países de la Unión Europea. Existe una movilidad real entre los diferentes países. Todo este engranaje se articula a través del CAE. Aun así, normalmente el arquitecto que exporta sus servicios rara vez es el responsable técnico, siendo arquitectos locales los que asumen ese papel.
Es justo reconocer que muchos profesionales españoles han demostrado una enorme solvencia para desenvolverse con éxito en contextos regulatorios complejos y ajenos. Gracias a su formación multidisciplinar y a su capacidad para afrontar proyectos con un enfoque integral, están preparados para entender las exigencias normativas de países con sistemas técnicos distintos al español. Esta capacidad de aprendizaje y adaptación ha permitido que estudios y equipos españoles ganar concursos y poder trabajar en lugares tan dispares como Alemania, Países Bajos, Francia, Bélgica o Polonia, superando barreras formales sin perder identidad profesional, y, precisamente, los Premios ARQUITECTURA han reconocido, en sus distintas ediciones, proyectos de arquitectos/as españoles en otros países.
¿Qué sectores constructivos (obra pública, edificación residencial, infraestructuras sostenibles, rehabilitación, etc.) ofrecen más oportunidades de expansión para las empresas españolas? Existen áreas concretas dentro del sector constructivo donde el arquitecto español encuentra condiciones especialmente favorables para desarrollarse en el ámbito internacional. Los concursos de ideas y licitaciones públicas, ya sea de edificación o de infraestructuras urbanas son algunos de los campos que concentran hoy las mayores oportunidades en el contexto europeo. La creciente inversión pública y privada en proyectos alineados con los objetivos climáticos de la Unión Europea ha puesto en valor precisamente aquellas competencias en las que los profesionales españoles destacan: sensibilidad ambiental, conocimiento de técnicas pasivas, manejo de materiales locales, y experiencia en intervención sobre entornos construidos.
Asimismo, los arquitectos españoles tienen una trayectoria sólida en urbanismo, vivienda social y diseño de espacio público inclusivo. Debido a la falta de recursos en los años de crisis financiera, la arquitectura española se ha destacado por su sencillez y autenticidad, ligada a lo local y la tradición, pero con un enfoque contemporáneo que ofrece respuestas innovadoras a los principales desafíos de nuestro tiempo. Este tipo de posicionamiento, que conjuga funcionalidad, identidad cultural y eficiencia técnica, se alinea perfectamente con las tendencias europeas actuales, sobre todo con el Pacto Verde Europeo y los principios de la Nueva Bauhaus Europea (NEB). En mercados que buscan soluciones habitacionales asequibles, regeneración de barrios, o mejora de entornos escolares y sanitarios, los estudios españoles pueden aportar tanto soluciones innovadoras y solventes como una visión humanista que está muy valorada. Estas experiencias confirman que, allí donde el proyecto exige algo más que un enfoque meramente técnico, la arquitectura española puede aportar un valor distintivo.
¿Cuál es el nivel de preparación técnica y normativa de los profesionales españoles frente a las exigencias del entorno europeo? Los arquitectos españoles cuentan con una formación académica excelente y exigente, que aúna conocimiento técnico y humanístico, y una cultura proyectual que los prepara para afrontar con solvencia los estándares del entorno europeo. Están habituados a trabajar en proyectos complejos, bajo múltiples normativas y condicionantes, entre otras cosas porque la titulación de arquitecto en España viene a equivalerse, a efectos educativos, en una doble titulación de Arquitecto e Ingeniero en Europa. El arquitecto español domina no sólo la parte creativa y de diseño, sino que está capacitado para firmar todos los aspectos que engloban una construcción: las estructuras, las instalaciones y toda la parte técnica. Esto les dota de una visión integral del proceso constructivo.
Esta preparación técnica se combina, además, con un conocimiento humanístico y una sensibilidad proyectual que no siempre está presente en otros países, y que constituye un activo diferencial. Esto nos convierte en un perfil muy bien valorado en mercados donde se busca eficiencia sin renunciar a calidad proyectual ni a la sensibilidad local. Es muy habitual encontrar arquitectos españoles en proyectos internacionales y se han integrado con rapidez en equipos multidisciplinares, su espíritu colaborativo los convierte en perfiles especialmente valorados en equipos internacionales.
No obstante, cuando se trata de exportar sus servicios desde España, con sus propias empresas, se identifican déficits en conocimiento de contratación pública internacional, y soft skills: formación en idiomas (aunque cada vez menos), marketing y venta, negociación intercultural, gestión de equipos internacionales… Tampoco hay suficiente preparación jurídica en contratos internacionales, licitaciones, etc. Esto provoca que muchos proyectos potenciales se pierdan por no superar los filtros iniciales de documentación.
¿Cómo impacta la transición ecológica y digital de la UE en los planes de expansión internacional del sector? El compromiso con la sostenibilidad ya no es una opción, sino una condición de partida para acceder a los nuevos mercados vinculados a la economía verde. La nueva normativa que se está implantando en el contexto español viene dictaminada, de hecho, por las directrices europeas. En ese terreno, el sector español ha sabido posicionarse gracias a décadas de trabajo en climatología, rehabilitación energética, arquitectura pasiva y urbanismo de proximidad.
Este nuevo paradigma no solo supone una exigencia, sino también una oportunidad de diferenciación. La arquitectura española, con su enfoque contextual y su capacidad para articular soluciones integradas (conceptual y técnica), tiene mucho que aportar en un modelo europeo que busca combinar innovación tecnológica con responsabilidad ambiental y cohesión social.
Las herramientas digitales, por su parte, han comenzado a ser integradas por muchos estudios como un instrumento dentro del proceso de diseño y gestión, especialmente en lo relativo a metodologías BIM, análisis de ciclo de vida, simulaciones energéticas y coordinación interdisciplinar.
¿Qué retos culturales o administrativos se encuentran habitualmente las empresas españolas cuando operan en otros países de la UE? Trabajar en otros países europeos exige algo más que conocimientos técnicos: implica comprender las diferencias culturales, las dinámicas locales y las expectativas específicas de los clientes y administraciones. Uno de los principales retos que encuentran los equipos españoles es adaptarse a marcos administrativos distintos, donde los procedimientos, los ritmos de trabajo, la financiación y los modelos de contratación pueden diferir notablemente de los conocidos. También debe añadirse las diferencias en los costes y tiempos asociados a la obtención de seguros profesionales, validación de titulaciones o certificaciones específicas.
Otros desafíos importantes están relacionados con la comunicación intercultural, desde el uso preciso de idiomas hasta la capacidad de interpretar códigos no verbales o estilos de relación profesional. Sin embargo, lejos de ser barreras insalvables, estos retos han sido asumidos por muchos arquitectos como parte del aprendizaje inherente a la internacionalización. Con frecuencia, se han convertido en estímulos para reforzar competencias blandas, ampliar redes de colaboración y perfeccionar herramientas de gestión.
La experiencia demuestra que los equipos que trabajan con mentalidad abierta, disposición a colaborar y respeto hacia el entorno profesional local son los que logran establecer relaciones duraderas y acceder con mayor facilidad a nuevas oportunidades.
¿Cuál cree que es el futuro de la internacionalización en el contexto actual europeo, marcado por los fondos Next Generation y los nuevos objetivos de sostenibilidad? El momento actual representa una gran oportunidad para la arquitectura española y el sector de la construcción en general. La movilización de fondos europeos, la reorientación de las políticas urbanas hacia la sostenibilidad, la necesidad imperiosa de dar solución a la vivienda y el impulso de una economía verde y digital han generado un escenario en el que el conocimiento acumulado en España puede jugar un papel protagonista.
A esto se suma una generación joven con vocación internacional, dominio de lenguas extranjeras y experiencia en entornos multiculturales, que está llevando a cabo un cambio progresivo en la mentalidad del sector. Aunque todavía hay mucho camino por recorrer en la consolidación de estructuras y estrategias de exportación, lo cierto es que el conocimiento y el talento ya están ahí, listos para desplegarse con mayor fuerza.
El futuro de la internacionalización del sector pasa por la profesionalización, la coordinación institucional y la construcción de una identidad internacional compartida. No se trata solo de “salir al extranjero”, sino de construir un ecosistema exportador que entienda la internacionalización como un proyecto de país.España tiene todas las condiciones para liderar la escena internacional. Si tuviera que destacar aspectos clave para impulsarlo definitivamente, resaltaría, en primer lugar, la necesidad de una estrategia nacional de internacionalización de la arquitectura, como estrategia país, coordinada con ICEX, MIVAU, MITECO y agentes transversales del sector, como el CSCAE, donde se trabaje paralelamente la reputación y las competencias a través de consorcios nacionales bien articulados. Paralelamente, potenciar instrumentos específicos de asesoramiento para la exportación de pequeñas y medianas firmas, así como plataformas tecnológicas e institucionales para facilitar el acceso a licitaciones europeas, concursos de ideas, misiones comerciales y alianzas estratégicas.