El Serpentine Pavilion 2025, diseñado por la arquitecta bangladesí Marina Tabassum, se presenta como una estructura ligera, nómada y profundamente espiritual. Inspirado en las casas móviles del delta del Ganges, el pabellón de este año redefine el papel de la arquitectura contemporánea como un acto de cuidado, escucha y conexión con el entorno.
Desde el año 2000, la Serpentine Gallery de Londres ha encargado anualmente un pabellón temporal a figuras destacadas o emergentes de la arquitectura mundial. Este programa, reconocido por su impacto en el debate arquitectónico global, ha servido como plataforma para nombres como Zaha Hadid, Peter Zumthor, Jean Nouvel, Sou Fujimoto o Francis Kéré. Sin embargo, el encargo de 2025 marca un punto de inflexión hacia una arquitectura más silenciosa y profundamente comprometida con los contextos sociales y ecológicos del sur global.
Una arquitectura que se mueve con el mundo
Marina Tabassum, fundadora de MTA (Marina Tabassum Architects) en Dhaka, es una de las voces más influyentes de la arquitectura del sur de Asia. Conocida por su enfoque basado en el lugar y en la tradición, su trabajo no persigue la espectacularidad formal, sino que surge del diálogo con el entorno, los materiales locales y las necesidades reales de las comunidades. El pabellón que ha diseñado para la Serpentine encarna esta filosofía.
Bajo el título «Pavilion of the Beings», Tabassum presenta un conjunto de estructuras móviles inspiradas en las ‘basha’, casas ligeras utilizadas por comunidades nómadas que habitan las riberas del delta del Ganges. Estas viviendas se desmontan fácilmente y se transportan a otras zonas cuando cambian las condiciones climáticas o del terreno. En el contexto de Londres, este concepto se convierte en una metáfora potente: una arquitectura que no se impone, sino que acompaña, que se adapta, que viaja con las personas.
El pabellón no es un objeto cerrado, sino una instalación abierta y permeable, compuesta por estructuras de bambú tejido, textiles ligeros que protegen del sol y módulos que pueden ser reconfigurados en diferentes posiciones. En lugar de un único volumen central, el espacio se articula como una constelación de refugios temporales que invitan al silencio, al encuentro, a la contemplación. Es una propuesta que prioriza la experiencia del cuerpo en el espacio, la sombra, el viento y el tiempo.
Espiritualidad, ecología y justicia
El trabajo de Marina Tabassum está profundamente influido por el contexto espiritual y cultural de Bangladesh. Su célebre mezquita de Bait Ur Rouf, por la que recibió el prestigioso Premio Aga Khan de Arquitectura en 2016, ya demostraba su capacidad para combinar lo sagrado con lo cotidiano, la técnica con la emoción, la tradición con la innovación. En el pabellón de la Serpentine, esta sensibilidad se amplía hacia una visión ecosocial que conecta el cuidado del entorno con la justicia climática y la introspección.
“El diseño parte de una comprensión del mundo como algo interconectado, donde la arquitectura puede ser una herramienta para reconectar a las personas con la tierra, el clima y los demás seres”, explica Tabassum. En lugar de materiales industriales o soluciones tecnológicas complejas, el pabellón se basa en sistemas constructivos ancestrales, donde el bambú, las fibras vegetales y los tejidos cosidos a mano forman una coreografía de saberes transmitidos entre generaciones.
Un programa que trasciende la arquitectura
El pabellón no es solo un lugar físico, sino también un espacio de programación cultural. Durante los meses de verano, la Serpentine organizará una serie de encuentros, charlas y rituales colectivos que reflexionan sobre temas como el desplazamiento climático, las espiritualidades indígenas, la arquitectura como acto de cuidado y la posibilidad de vivir en común desde la fragilidad y la interdependencia.
En este sentido, el Serpentine Pavilion 2025 se inscribe en una nueva línea curatorial que busca repensar el papel de la arquitectura en un mundo en crisis. Más allá del gesto autoral o de la innovación formal, lo que se propone aquí es una arquitectura como proceso y como pregunta, como acto colectivo y como testimonio de realidades invisibilizadas.
El legado de la Serpentine, en otra clave
A lo largo de sus más de veinte años de historia, el programa del Serpentine Pavilion ha oscilado entre lo experimental y lo espectacular. Pero la propuesta de Tabassum representa una inflexión hacia un nuevo paradigma. Su obra no es una pieza de exhibición, sino una invitación a habitar el tiempo con más lentitud, a recuperar formas de construcción que respetan el equilibrio natural, a escuchar lo que el sur global puede enseñarnos sobre resiliencia, comunidad y sostenibilidad.
Frente a las propuestas llamativas de años anteriores, aquí se impone el silencio, la sombra y la hospitalidad. Es una arquitectura que no se mira, sino que se vive; que no se impone, sino que acoge.
© Marina Tabassum Architects (MTA), Photo Iwan Baan, Courtesy: Serpentine.
