En plena presión del mercado de la vivienda, César Frías, CEO de Morph y presidente de CTBUH Iberia, alerta: la industrialización avanza, pero aún no cubre la demanda y la sostenibilidad solo será mayoritaria si cuenta con incentivos claros.

César, para empezar, ¿cómo valoras el momento actual de la construcción industrializada en España?
Estamos en un punto de transición, pero todavía muy lejos de tener la capacidad industrial necesaria para responder a la demanda real del mercado. Aunque la industrialización ayuda a optimizar tiempos y procesos, no tenemos la infraestructura ni el volumen productivo suficiente. No somos capaces de construir tantas viviendas como el mercado demanda. Y eso se nota especialmente en las zonas más tensionadas, donde la presión es altísima.
¿Qué zonas son, en tu opinión, las más tensionadas ahora mismo?
Sin duda Madrid, Barcelona, Baleares y Canarias, a las que añadiría Málaga y Valencia en determinados segmentos. En estos lugares la demanda supera ampliamente a la oferta y eso dispara precios. En algunos casos, como Málaga, el factor internacional influye mucho: el comprador extranjero adquiere viviendas de alto valor añadido, no viviendas asequibles, lo que complica aún más el acceso a la vivienda para la población local.
En urbanismo hay que premiar lo que está bien y penalizar lo que está mal. Hoy, construir con madera o con hormigón convencional tiene la misma edificabilidad
¿Cuál es la respuesta de la administración para responder a esta situación?
Están recurriendo a mecanismos de urgencia que permiten cambiar el uso de ciertos suelos terciarios o industriales para destinarlos a vivienda, evitando los largos procesos de transformación urbanística habituales. Esto permite actuar más rápido, pero no es una solución estructural. Seguimos teniendo un déficit de producción importante y no hay industria suficiente para cubrirlo.
¿En este contexto, la industrialización puede marcar la diferencia?
Puede ayudar, sin duda, porque permite acortar plazos y mejorar la eficiencia. Pero no basta con producir más rápido si no hay una industria capaz de producir a gran escala y de forma competitiva. Además, la industrialización no debe ser solo un tema técnico; hay que acompañarla de incentivos y de un marco normativo que la favorezca.
Has insistido mucho en que la sostenibilidad necesita ser rentable para ser mayoritaria. ¿Puedes profundizar?
Sí. La sostenibilidad no será una práctica generalizada hasta que sea más barata o más ventajosa que construir de forma convencional. En España todavía no hay suficientes incentivos para que un promotor elija sistemáticamente una solución más sostenible. En otros países, como Francia o Reino Unido, se otorgan ventajas urbanísticas, mayor edificabilidad, reducción de cargas a proyectos con baja huella de carbono, y eso ha tenido resultados positivos. Aquí deberíamos aplicar medidas similares.
¿Qué papel puede jugar la regulación en este cambio?
Un papel clave. Por ejemplo, en 2026 será obligatorio calcular el carbono embebido en edificios de más de 2.000 metros cuadrados. Eso es ya, no dentro de una década. Sin embargo, muchos estudios de arquitectura no tienen ni las herramientas ni la información suficiente para hacerlo de forma fiable. Falta estandarización de datos de materiales, de procesos, de transporte. Nosotros en Morph hemos invertido mucho tiempo y recursos en desarrollar sistemas propios para poder calcularlo, pero el sector en general no está preparado.
La sostenibilidad no se generalizará hasta que sea rentable o esté incentivada
¿La industrialización facilita cumplir con estos requisitos?
Sí, en parte. Un sistema constructivo industrializado, bien documentado, facilita el seguimiento y la medición del impacto ambiental. Pero insisto: si urbanísticamente no se distingue entre un sistema sostenible y uno convencional, el incentivo para cambiar es bajo. No es lo mismo construir con toneladas de hormigón convencional que hacerlo con madera estructural, pero la normativa no premia la opción más sostenible.
Hablemos de rehabilitación. ¿Por qué crees que es tan importante?
Porque el verdadero potencial de mejora del sector está ahí. Cada año construimos unas 100.000 viviendas nuevas, pero tenemos un parque de 22 millones, de las cuales 18 millones no cumplen con criterios mínimos de eficiencia energética. Si queremos avanzar hacia una edificación descarbonizada, debemos poner el foco en rehabilitar y regenerar lo que ya tenemos. El Plan 360 del Ayuntamiento de Madrid es un ejemplo interesante de cómo abordar esta cuestión de forma integral, aunque aún está por ver su capacidad real de ejecución.
La industrialización ayuda, pero estamos muy lejos de tener la capacidad para responder a la demanda de vivienda.
¿Puedes compartir un ejemplo de proyecto en el que industrialización y sostenibilidad se hayan combinado con éxito?
El Centro de Investigación CTDX en Jaén, desarrollado junto a TIPSA, es un buen ejemplo. Es un edificio público que será la mayor estructura de madera de España. Hemos trabajado con un sistema constructivo muy reglado, pero con un diseño arquitectónico singular, integrado en el entorno. Además, ha tenido un impacto inesperado: el propio ejército, promotor del proyecto, ha empezado a hablar de sostenibilidad y a publicar artículos sobre ello en sus medios internos. Es un ejemplo claro de cómo un proyecto puede ir más allá de su función inicial y generar un cambio cultural.
Como presidente de CTBUH Iberia, ¿cómo ves la industrialización en el ámbito de los edificios en altura?
Está empezando, pero con mucho potencial. Internacionalmente, se están haciendo avances muy interesantes, pero en España aún no hemos adoptado todas esas tendencias. La industrialización en altura tiene retos propios, logística, normativas de seguridad, pero también grandes ventajas en plazos y control de calidad. Creo que veremos un desarrollo importante en los próximos años si adaptamos la normativa y generamos un entorno favorable.
Para terminar, ¿qué mensaje lanzarías al sector?
Que la industrialización y la sostenibilidad no deben ser nichos, sino el estándar de la construcción del futuro. Y para lograrlo, necesitamos voluntad política, incentivos claros, normativa adaptada y un compromiso real por parte de todos los agentes del sector. No basta con ejemplos aislados: necesitamos un cambio sistémico.
El Centro de Investigación CTDX en Jaén es la mayor estructura de madera de España y un ejemplo de cómo combinar industrialización, sostenibilidad y arquitectura singular







