La arquitectura moderna no puede entenderse sin Alemania. De los primeros experimentos de la Bauhaus a los actuales proyectos urbanos, su evolución refleja la historia y los ideales de un país que ha convertido la construcción en símbolo cultural, social y político.
En el número de invierno de la revista T18, el arquitecto y editor Octavio Mestre firma un brillante y apasionado prólogo que funciona como recorrido histórico, ideológico y técnico de la arquitectura alemana desde los albores del siglo XX hasta hoy.
El texto arranca en Weimar, en los tiempos fundacionales de la Bauhaus, como epicentro de un cambio radical. “Hay un salto cualitativo: el que va de la artesanía a la industrialización”, escribe Mestre, subrayando cómo la modernidad alemana no sólo revolucionó el diseño y la técnica, sino que introdujo una fuerte dimensión social.
Mestre repasa figuras clave como Peter Behrens, Gropius o Mies van der Rohe —a quien define como “omnipresente”— y vincula la arquitectura alemana con influencias tan dispares como el japonismo, el expresionismo y el racionalismo más puro.
Además, sitúa momentos clave como la Interbau de 1957, el IBA de Berlín en los 80 o los grandes experimentos de vivienda social como reflejos de una sociedad en constante reconstrucción y redefinición. Alemania —y en especial Berlín— se convierte en laboratorio vivo donde la arquitectura es memoria y vanguardia.
Mestre no se limita a la nostalgia. También reivindica nombres contemporáneos y actitudes arquitectónicas actuales que, con nuevos materiales, escalas e ideas, mantienen vivo ese impulso transformador.